jueves, 31 de julio de 2014

Entrevista capotiana a Luis Pancorbo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Luis Pancorbo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No me lo quiero ni imaginar. Eso es el infierno. El paraíso no existe, pero se aproxima a un sitio del que puedes salir, y adonde a lo mejor puedes volver.
¿Prefiere los animales a la gente?
Bueno, no hay mucha diferencia. El raciocinio es lo que falta a muchos congéneres. 
¿Es usted cruel?
Con los gusanos que pongo de cebo.
¿Tiene muchos amigos?
Los justos. Y ya son muchos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no escurran el bulto.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Con la edad no esperas decepciones. Esperas otra cosa.
¿Es usted una persona sincera? 
Todo lo que permite serlo una civilización como la nuestra. Eso ya lo estudió Freud: no debe aflorar el instinto, ni por supuesto la libido, y mucho menos dar rienda suelta a los sueños. Así vamos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No sé muy bien qué es tiempo libre y tiempo ocupado. Todo es tiempo. Falta tiempo para todo. Y con todo lo que a uno le queda por ver, leer, escribir, tal vez vivir…
¿Qué le da más miedo?
Si empezamos a tener miedo ya estamos muertos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Por supuesto que me escandaliza la explotación del hombre por el hombre. Porque eso, con medios a lo mejor más sutiles, no ha sido abolido.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Uno se debe a una realidad inscrita por un lado en los genes, y por otro lado en cómo te ha ido modelando el oleaje de la vida. Salirse de eso es bastante difícil. Pero siempre te queda la noche para tener algún buen sueño.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Nadar que viene de nada, pero que también sirve para flotar y pescar a veces.
¿Sabe cocinar?
Las ensaladas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
¿Uno solo? Tal vez a una mezcla de un escritor y su personaje, un Charlie Marlow real y un Joseph Conrad de fantasía.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
A mí me gusta mucho “domani”.
¿Y la más peligrosa?
“No”, que a menudo es la palabra más necesaria, si bien no para recibirla tú.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Es indudable que existen los errores de la natura en el mundo hominal, pero en fin, ya se sabe que ellos mismos pasarán a morder el polvo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Manifiestamente mejorables.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Yo creo que es admirable alguien que escribe buena música.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Yo no los llamaría vicios, sino ese espacio fronterizo que llevamos entre el azar y la necesidad.
¿Y sus virtudes?
Hoy hay que hacer algo. Y mañana lo mismo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Lo mejor en esos casos es que te quedes en blanco. Supongo.

T. M.

miércoles, 30 de julio de 2014

Lo publicado en 1914: libros a caballo de una guerra


El pasado domingo, La Razón, que está elaborando un excelente suplemento llamado «España en verano», lleno de temas culturales de máximo interés (literatura, historia y ciencias) y otros de ocio y gastronomía, viajó al año 1914 para hablar de qué acontecía en aquel tiempo en diversos ámbitos de la vida social. Yo aporté este mini apunte de lo publicado en aquellos meses que iban a cambiar el mundo entero para siempre.

Aún en el auge del vanguardismo, James Joyce publica los cuentos de “Dublineses”, tras mil y un problemas con varios editores en Irlanda, y el hijo de Jules Verne rentabiliza la obra de su difunto padre reescribiendo unos esbozos, con el título “La impresionante aventura de la misión Barsac”. “Tarzán de los monos”, de Edgar Rice Burroughs, se edita por vez primera en libro en Estados Unidos, y J. R. R. Tolkien divulga sus primeros poemas en Inglaterra. ¿Y en España? Ve la luz una obra escrita siete años atrás, una de las más importantes del siglo, la “Niebla” de Unamuno. Muchos escritores, asimismo, serán testimonios del hundimiento del mundo, o víctimas inmediatas de la muerte precoz, como el novelista Alain-Fourier y el poeta Georg Trakl: muerto en combate el francés, suicidado el alemán, incapaz de aceptar aquel horror.

Publicado en La Razón, 27-VII-2014

martes, 29 de julio de 2014

Entrevista capotiana a Leonardo de León

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Leonardo de León.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Optaría por el único sitio capaz de burlar la condición del encierro: una biblioteca. Por cierto… ¿Sería imprudente imaginar una biblioteca con piscina?
¿Prefiere los animales a la gente?
La gente es el animal más peligroso y, precisamente por eso, el más atractivo.
¿Es usted cruel?
¿Quién no lo es al sentirse herido?
¿Tiene muchos amigos?
Pocos, pero buenos. Han demostrado estar en las malas, y aguantarme más de un capricho. Recién en esta etapa de mi vida me siento finalmente partícipe y cómodo con mi grupo de compinches.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Las clásicas: la conversación, el afecto, el oído, el consejo siempre inútil.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí, pero la decepción es cosa de todos los días (aquellos que no están de acuerdo con esta idea me decepcionan especialmente).
¿Es usted una persona sincera? 
Si entendemos la sinceridad como el acto de decir la verdad, lisa y llana, sin tapujos, la respuesta es no. Creo que la mentira es inherente el juego social, y a menudo funciona como una forma muy refinada de la cortesía. La verdad  (si es que existe) siempre ha sido más dolorosa. Volviendo a la pregunta: soy más sincero conmigo que con los otros.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con mi hija, con mis amigos, leyendo, escribiendo, caminando, haciendo el amor.
¿Qué le da más miedo?
Creo que no soy el primero en dar esta respuesta: temo decirlo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandalizo a cada rato. Me molesta especialmente la insolencia, la tozudez, la descortesía, la irresponsabilidad, el chantaje, la frivolidad, las habladurías, la incompetencia.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Trabajar en alguna librería o biblioteca municipal. Aunque también soy un médico frustrado.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No, ninguno.
¿Sabe cocinar?
Estoy aprendiendo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Octavio Paz.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Locura. ¿Qué otra cosa es la esperanza sino la certeza irracional pero inevitable de que, contra todo pronóstico, las cosas saldrán bien?
¿Y la más peligrosa?
Amor.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, pero pasa…
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Si hablamos de clase política, no tengo. Si hablamos de política en el sentido estricto, defiendo a la democracia únicamente en su formato crítico y en permanente reescritura. En teoría, el socialismo también me convence.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
El viento.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los libros, el tabaco, la música. ¡Mi hija!
¿Y sus virtudes?
Me considero trabajador, afectuoso y bien dispuesto. Con eso basta.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi hija, mi mujer, mis padres, mis amigos, mis poemas, mis lugares de refugio, los momentos felices.

T. M.

domingo, 27 de julio de 2014

Reseña de “Melancolía y suicidios literarios" en el periódico italiano"Il Foglio quotidiano"



Guido Vitiello, “ricercatore” y “professore aggregato” del Dipartimento di Comunicazione e Ricerca Sociale Sapienza Università di Roma, además de colaborador de La Lettura, suplemento cultural del Corriere della Sera, publicó el 5 de julio una reseña de mi Melancolía y suicidios literarios. De Aristóteles a Alejandra Pizarnik (Fórcola Ediciones), titulada "Da Camus a Caraco. Cosa ci può insegnare la galleria dei suicidi letterari", en el periódico italiano Il Foglio Quotidiano. El texto se puede leer en su blog, “UnPopperUno”.

sábado, 26 de julio de 2014

Entrevista capotiana a Martín Sotelo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Martín Sotelo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El plano de mi deseo que yo mismo dibujaría, siempre dentro de una norma de belleza.
¿Prefiere los animales a la gente?
Suelen ser lo mismo.
¿Es usted cruel?
Sólo cuando tengo miedo.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sencillez, sinceridad, respeto, nobleza, inteligencia y buen humor.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
A un amigo se lo conoce. Y cuando conoces bien a alguien es imposible que te decepciones.
¿Es usted una persona sincera?
Sólo cuando escribo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En la cama. O mirando por cualquier ventana.
¿Qué le da más miedo?
El miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La gente que se pasa el día escandalizada.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Suicidarme.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Crisis de ansiedad.
¿Sabe cocinar?
Sí. Lo que me gusta, claro.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Juan Marsé.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Libertad.
¿Y la más peligrosa?
Libertad.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Muchas. Pero no lo hago porque me daría pereza.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Todas aquellas que se ocupan de las verdaderas necesidades de las personas. Es decir, ninguna.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Unas bragas de encaje. O un sostén.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El tomarle vicio al vicio.
¿Y sus virtudes?
Las propias de ser demasiado vicioso.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La imagen de mi cadáver en la playa asustando a unos pacíficos bañistas.

T. M.

viernes, 25 de julio de 2014

El rentable negocio del turismo sexual


El «enfant terrible» de las letras francesas, Michel Houellebecq (1958), siempre buscando la polémica, siempre provocando al personal mediante explosivas declaraciones políticas o directamente insultando a otros autores o a las feministas, publicó esta obra en 2001 y su éxito se extendió al mundo entero. Era la cuarta novela de este declarado pesimista que no pierde oportunidad de presumir de que «los medios de comunicación franceses me detestan». Un victimismo que resulta rentable, pues sus obras han sido premiadas y vendidas por doquier. Con todo, detrás del extravagante escritor, se oculta un narrador de talento y, sobre todo, un cuestionador furibundo de nuestra sociedad de consumo y capitalista.

“Plataforma” narra cómo el parisino cuarentón Michel, lleno de hastío, y aprovechándose de la herencia paterna, emprende un viaje a Tailandia en busca de turismo sexual. Pero lo que era una visita de placer se convierte en negocio: tras conocer a Valérie, una directiva emprendedora, crea una red de colonias turísticas por todo el mundo en las que el sexo pueda practicarse libremente y la prostitución sea legal. El sueño financiero, empero, cae a plomo por los propios vicios de codicia e hipocresía que los ha amparado. De tal modo que el relato hay que interpretarlo como una crítica a nuestra sociedad de la que nadie sale indemne, el deseo sexual es la única evasión que puede redimirnos pese a todo, y el alma del ser humano se compra y se vende en una colectiva degradación imparable.

Publicado en La Razón, 24-VII-2014,
para la sección “Clásicos del siglo XXI”

jueves, 24 de julio de 2014

Entrevista capotiana a Iván Vergara

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Iván Vergara.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La idea de estar en una isla desierta me ha parecido siempre peligrosamente atractiva, pero en tal caso preferiría el Misisipi: recorrerlo de norte a sur sin poder tocar tierra.
¿Prefiere los animales a la gente?
No encuentro diferencia entre ambos, de tal manera que quizá sea yo quien termine fastidiándoles. Lo que me genera curiosidad es saber cuál de ambos me preferiría.
¿Es usted cruel?
Más bien severo, no hay desgracia ajena que me cauce placer.
¿Tiene muchos amigos?
No me siento solo, ni desgraciado; sé además que para ciertos eventos cuento con la complicidad férrea de algunos incansables. Por otro lado, al pensar en la respuesta a esta pregunta sonrío mientras escribo y pienso en esos culpables, cómplices de cada paso.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Tengo preferencia por ciertas actitudes y posturas frente las motivaciones cotidianas, pero aprendo con notoriedad de las que más me desconciertan, de tal manera que no selecciono sino que acepto.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No suelo medir la relación con otra persona a través de logros o méritos, lo que viene se queda o sigue de frente.
¿Es usted una persona sincera? 
Solía pensar que lo era.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Temiendo estar aprovechando demasiado de él. Es lo que deja la hiperactividad.
¿Qué le da más miedo?
Me aterroriza que las brazadas que inicie terminen por hacer tsunamis en la vida de gente que adoro; más aún al sentir que la inmanencia no pasa por ser una respuesta; hay que seguir nadando.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El antropocentrismo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Es imposible que el ser humano deje de ser creativo; de no dedicarme a la cultura sería científico, físico quizá, o astrólogo. Brujo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No practicarlo sería como ponerme en una olla de presión sobre algo demasiado caliente. No está en mi naturaleza mantenerme quieto.
¿Sabe cocinar?
Respondo este cuestionario mientras se me queman los chilaquiles.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi tío abuelo Jacob Vergara Rayo. Fue el ‘Melquíades’ del pueblo donde es originario mi padre, en San Miguel Totolapan, en Tierra Caliente; organizaba certámenes de poesía, llevó una cámara fotográfica y un radio por primera vez al pueblo; con ochenta años escribió las memorias del pueblo, libro autoeditado que guardo como uno de mis más preciosos objetos.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Howl.
¿Y la más peligrosa?
Mío.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No más que a mí mismo; aunque hace tiempo que intento respetar la vida como algo sagrado.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Anti-antropocentrista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cualquiera que pueda crear por sí misma.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La alienación.
¿Y sus virtudes?
La empatía.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Hace unos años, una querida amiga consiguió hipnotizarme con la intención de hacerme saber qué me habría pasado en otras vidas; en menos de una quince minutos (según ella me hizo saber al regresar) contemplé tres escenas y en todas ellas moría. En una de ellas sentí de nuevo cómo me hundía. Sabía que hacía un día esplendoroso, que me encontraba dentro de un mar, que nuestro barco ardía en la superficie y más cuerpos, muertos o a punto de estarlo, se hundían junto a mí. Mis brazos intentaron alcanzar ese punto donde se rompe el terreno del agua, donde finalmente el aire llegue a los pulmones; de haberlo logrado seguramente no estaría aquí.

T. M.

miércoles, 23 de julio de 2014

Mi lectura-reportaje de la vida de Schopenhauer


Publico hoy un extenso artículo en La Razón, a doble página, sobre Schopenhauer. Una biografía (editorial Trotta), de Luis Fernando Moreno Claros, centrado especialmente en la vanidad del filósofo germano e incluso de otros intelectuales de renombre. Del mismo traductor y biógrafo en su día también reseñé los Diarios de viaje de Schopenhauer.

martes, 22 de julio de 2014

Entrevista capotiana a Arquímedes González

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Arquímedes González.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Nicaragua.
¿Prefiere los animales a la gente?
Cada vez prefiero más a los animales. Encuentro mejores cualidades humanas en los animales que en las personas.
¿Es usted cruel?
Sólo con los personajes de mis novelas y cuentos.
¿Tiene muchos amigos?
No, y por desgracia cada vez me quedan menos amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No exijo a mis amigos una lista de cualidades ni pretendo que sean perfectos, pero quisiera que fueran leales, que no sean chismosos, envidiosos o egoístas, que cuando uno esté en problemas, actúen como amigos, no como espectadores o como cobardes callados, que se queden conmigo sin importar la política, el fútbol, las mujeres, el dinero, las diferencias de puntos de vista o el paso del tiempo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí. Muchos me han decepcionado y por eso la lista se ha hecho corta, muy corta.
¿Es usted una persona sincera?
Sí, aunque a veces desearía ser menos sincero y decir las cosas con más tacto, pero no puedo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo un libro, ir al mar para disfrutar del atardecer, ver las estrellas y besar a la mujer que más quiero…
¿Qué le da más miedo?
Me dan miedo los políticos, los fanáticos, la doble moral, los que engañan, hacen el mal, matan y en la noche se persignan, lo que las personas sienten y piensan pero callan, el amor no correspondido, el beso no dado, el abrazo negado, las sonrisas fingidas, las horas idas…
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La pobreza y la injusticia social en Nicaragua, la corrupción y la demagogia que practican a diario los políticos en mi país.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera sido surfista.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, camino una hora todos los días.
¿Sabe cocinar?
Aprendí en Japón. En 1996 obtuve una beca para estudiar Telecomunicaciones en la Universidad de Tokio y en la cocina del edificio de estudiantes aprendí a cocinar, aunque a veces casi causaba incendios.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Yo elegiría a Virginia Woolf.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Ai () Significa “Amor” en japonés.
¿Y la más peligrosa?
“Minder marokkanen in Nederland…” (Menos marroquíes en Holanda…) dichas hace unas semanas por el neonazi, xenófobo y ultraderechista holandés Geert Wilder ante una enardecida turba de hitlerianos seguidores de su banda.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, pero creo que hay que dejarlos vivir para que con el tiempo vean la ruina de sus vidas causada por las malas acciones cometidas contra los demás.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En Nicaragua la política ha destrozado la vida de muchas familias. La estirpe de los Somoza mantuvo una dictadura de cuarenta años con un aparato militar que secuestró, torturó y mató a cientos de opositores. En los años ochenta los que derrocaron a Somoza hundieron a los nicaragüenses en la pobreza y diez años de guerra en la que murieron en las montañas quinientos mil jóvenes nicaragüenses defendiendo los discursos de desquiciados dirigentes que desde sus poltronas enfrentaban al genocida Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, quien financió a militares para atacar a Nicaragua desde bases militares en Honduras. Después la derecha, a excepción de la administración de Violeta Barrios de Chamorro, se encargó de saquear y robar a los nicaragüenses a como el ex Presidente Arnoldo Alemán y varios de sus funcionarios que se robaron más de 300 millones de dólares del erario público y viven tranquilos administrando sus haciendas y empresas. Y actualmente llevamos siete años gobernados bajo una pandilla que se proclama revolucionaria, socialista, cristiana y solidaria, pero que envía grupos de choque para garrotear y machetear a los opositores, que usa el linchamiento público en sus medios de comunicación para descalificar a los críticos, que ha incrementado la pobreza, la injusticia y la desigualdad social en el país y se ha aliado con los empresarios corruptos creando en contubernio grandes empresas familiares. En Nicaragua la pareja presidencial controla la justicia, el poder electoral, la policía, los militares y cada diputado, ministro y funcionario público tiene que ser un lameculo con los que gobiernan para garantizar su puesto y sus excesos. Definitivamente no soy de derecha, pero tampoco me identifico con las tendencias populistas, corruptas y demagógicas que se dicen de izquierda, revolucionarias y socialistas que ahora abundan por toda América Latina porque ya hemos visto, actúan peor, mucho peor que la derecha.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me gustaría ser el Ave Fénix.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Leer mucho, escribir todos los días, corregir, ser demasiado idealista, creer aún que el amor existe...
¿Y sus virtudes?
Ser curioso. La curiosidad me ha hecho conocer muchas cosas para hacer mis libros y todos los días encuentro algo que me falta por aprender.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ya me pasó una vez en una playa de Nicaragua. Mientras nadaba tuve calambres en las piernas y me hundí por varios segundos. Me vinieron a la mente mis hijas, los abrazos de mi madre, mi hermana y el rostro de la mujer que más he amado.

T. M.

lunes, 21 de julio de 2014

“Melancolía y suicidios literarios. De Aristóteles a Alejandra Pizarnik” en el blog de Juan Carlos Palma


El bueno de Juan Carlos Palma ha tenido la amabilidad de hacerse eco de la reciente publicación de mi Melancolía y suicidios literarios. De Aristóteles a Alejandra Pizarnik (Fórcola Ediciones) en su blog “Soltando lastre”.

domingo, 20 de julio de 2014

Entrevista capotiana a Pepe Pereza


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pepe Pereza.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Ya vivo en un lugar del que no puedo salir, se llama: Planeta Tierra.
¿Prefiere los animales a la gente?
Me prefiero a mí mismo.
¿Es usted cruel?
Solo cuando debo serlo.
¿Tiene muchos amigos?
Los menos posibles.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que me dejen en paz.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí, igual que yo a ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Según el momento y quien tenga delante.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo.
¿Qué le da más miedo?
La muerte de mis seres queridos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La política actual.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Seguramente ser operario en alguna fábrica.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
La masturbación.
¿Sabe cocinar?
Por supuesto.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi madre.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Dinero.
¿Y la más peligrosa?
Religión.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Por supuesto.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
La izquierda.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Millonario.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La soledad y el hachís.
¿Y sus virtudes?
Pocas.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Un flotador, una lancha, un equipo salvavidas…

T. M.