viernes, 19 de mayo de 2017

Entrevista capotiana a Alejandro Simón Partal

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Alejandro Simón Partal.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Uno del que pudiera huir si me quieren matar.
¿Prefiere los animales a la gente?
Generalmente no.
¿Es usted cruel?
Evitando repuestas ingeniosas, no.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Las más azarosas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Lo intento.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Todo mi tiempo es libre.
¿Qué le da más miedo?
La apología de la ignorancia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La actitud criminal de nuestros dirigentes con la crisis de los refugiados.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Cualquier cosa que pudiera hacer con las manos.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Muchos.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Pedro Antón Cantero.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La que tú quieres llenar. El deseo de vida llena la vida, escribió Cheng.
¿Y la más peligrosa?
Todas la dichas por alguien que odie.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Las humanas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Y qué soy.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los de cualquier vecino de los que una vez tuve.
¿Y sus virtudes?
Igual.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Qué esquema clásico, ni qué cojones.

T. M.