jueves, 19 de julio de 2018

Entrevista capotiana a Manuel Fernández Muñoz

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Manuel Fernández Muñoz.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La imaginación de Dios.
¿Prefiere los animales a la gente?
Los animales también son gente, como dijo Dersú Uzalá. Gente maravillosa, añadiría yo.
¿Es usted cruel?
Seguramente lo he sido en alguna ocasión.
¿Tiene muchos amigos?
No me considero enemigo de nadie – mejor dicho, de casi nadie - por lo que suelo encontrar amigos en todas partes.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco ninguna cualidad especial, los acepto tal como son. Sé que escorpión puede picar y que el cachorrillo es juguetón. Ambos son las dos caras de la misma magia.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
El que nada espera, no se decepciona.
¿Es usted una persona sincera? 
Si la verdad duele y sé no voy a conseguir nada diciéndola, prefiero callarme.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
El tiempo es libre, somos nosotros quienes lo gastamos como queremos. Pero si me preguntas cómo me gusta gastar mi tiempo, te diré que soñando y haciendo soñar a los demás.
¿Qué le da más miedo?
Mis bajos instintos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Una falta de reacción firme por parte de los supuestos hombres y mujeres buen@s ante una clara injusticia, y que no se pongan los medios necesarios para poder remediarla.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo no decidí ser escritor. Para mí, escribir es una necesidad... como comer, beber o dormir. Tengo la necesidad de compartir lo que tengo, lo que pienso, lo que traigo de mis viajes. También es una forma de estar siempre acompañado, pues allá donde voy, todas las personas que leen mis libros, viajan conmigo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Salgo a correr a menudo. Me ayuda a aclarar las ideas.
¿Sabe cocinar?
Claro. Me cocino a mí mismo y me sirvo en cada una de mis obras.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Jesús de Nazaret o a san Francisco de Asís. Sin duda.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mañana.
¿Y la más peligrosa?
Distinto.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Te contesto con uno de mis cuentos: "Esta mañana entré en una comisaría y me decidí a confesar. Uno de los policías me preguntó qué había hecho... y se lo conté todo. - Lo he cogido por el cuello y lo he estrangulado sin piedad hasta que ha exhalado su último aliento. - El funcionario vaciló unos segundos e inmediatamente me puso las esposas. - ¿A quién has asesinado? - preguntó. - A mi ego - respondí - Llevaba tanto tiempo molestándome, que estaba arruinando mi vida y la de mis seres queridos. Así que no me ha quedado más remedio que acabar con él. - El hombre se quedó mirándome sin saber qué hacer, pero finalmente me quitó los grilletes y me echó de allí a patadas. Dado lo anterior, supongo que no es delito asesinar al ego..."
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Cuando siento la necesidad de tener tendencias políticas, miro al cielo, respiro y me pierdo entre las estrellas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me gustaría ser mejor persona...
¿Cuáles son sus vicios principales?
Viajar.
¿Y sus virtudes?
Me gusta soñar que podríamos hacer de este mundo un lugar mejor.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Los rostros de mis seres queridos, pasados y presentes, sonriendo. Luego entregaría el alma en paz.
T. M.