jueves, 22 de abril de 2021

Entrevista capotiana a Isa Pérez Rod

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Isa Pérez Rod.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi cama. Entre la hipersomnia y la Wi-Fi es el lugar donde más tiempo paso, y dentro del drama que supone no poder salir jamás de un sitio es lo que menos trastocaría mi día a día.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende de qué animal y depende de qué gente. Si mi madre es un 10, un pingüino emperador bebé es un 9,87; el que enciende el martillo neumático bajo mi ventana es un 1,75; y una langosta viva adulta es un -12.

¿Es usted cruel? Entresemana, no. Pero más de una vez me han dicho que tengo un lado oculto un tanto inquietante.

¿Tiene muchos amigos? Los cuento con estas manos y me sobra algún dedo. Pero son muy buenos y ocupan todo el tiempo y energía social que tengo, así que no me puedo quejar.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Cualidades de tipo hipocrático: que sean fríos, calientes, secos y/o húmedos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Solo una vez, que yo recuerde. Son tan pocos y tan bien cribados que es estadísticamente improbable.

¿Es usted una persona sincera? Tanto si lo soy como si no lo soy, la respuesta es la misma: sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Paso mucho, mucho, mucho tiempo en Babia pensando, recordando o imaginando. Guiones alternativos para una situación que ocurrió hace años, conversaciones que nunca han tenido lugar o la vida secreta de un señor aleatorio con el que me crucé anteayer en el metro. No es algo que "prefiera", por otra parte. También estoy aprendiendo a hacer punto con tutoriales de YouTube.

¿Qué le da más miedo? Los crustáceos, la sombra del perchero de madrugada y una hecatombe nuclear. Por ese orden.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Casi nada "escandalizante" al uso merece la pena el desgaste emocional. Si el asunto es verdaderamente serio, siento ira o asco o lo que toque, pero no se me cae el monóculo en el consomé.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Soy médico de primero, y no creo que sea una disciplina exenta de creatividad.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Eso queda entre mi endocrinólogo y yo.

¿Sabe cocinar? A un nivel muy básico y funcional... no.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Mi primer impulso sería escribir sobre el directivo del Reader's Digest que me puso al mando de esto. Piénsalo. El señor o la señora X se levanta en su apartamento, se viste, se toma un café, coge el coche y pasa hora y media en un atasco, llega a la sede de Manhattan, se sienta en su silla giratoria, tiene una epifanía y dice: "Ya sé a quién encargarle el artículo. Pásame el número de esa cría desconocida y sin formación académica específica del otro lado del charco". Eso, o Sylvia Plath.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? "Hopeful". Por... razones obvias.

¿Y la más peligrosa? Tetrodotoxina.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? ¿Incluyéndome a mí?

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy regionalista andaluza no practicante.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una supernova.

¿Cuáles son sus vicios principales? Mi principal vicio es la condescendencia paternalista con la que trato al resto de mis vicios menores.

¿Y sus virtudes? La resiliencia. A pesar se todos los intentos de auto-sabotaje planeados y ejecutados con tanto mimo... aquí estoy.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Leí sobre esto en un artículo(1). Teniendo sus resultados en cuenta (a pesar de las claras limitaciones), lo más plausible es que empezara por una versión muy vívida y en tercera persona de la vez que se fueron sin mí por error y me quedé sola en un aparcamiento cuando tenía 2 o 3 años. Luego vendría una mezcla simultánea/cronológicamente progresiva de experiencias con carga afectiva importante pero sin jerarquía ninguna, como el día que encontré una moneda de 20 duros en el patio o cuando se secó mi cactus Pinchitos II. De cualquier manera no me consta que la life-review experience sea un proceso tan frecuente. Si me estuviese ahogando lo más probable es que solo sintiese angustia y terror.

(1) The life review experience: qualitative and quantitative characteristics. Judith Katz et al. Conscious Cogn. 2017 Feb

T. M.