En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida de Miguel Antonio Chávez.
Si tuviera que vivir en un solo lugar,
sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Isla Isabela, en las
Galápagos.
¿Prefiere los
animales a la gente? Prefiero los
perros a los cocodrilos. Prefiero la gente confiable a las Kardashian.
¿Es usted cruel? Conmigo mismo, a veces.
¿Tiene muchos
amigos? Varios. Más que pocos, menos que muchos.
¿Qué cualidades
busca en sus amigos? Que no pierdan la
capacidad de asombro, ni intenten aparentar lo que no son.
¿Suelen
decepcionarle sus amigos? Ocurrió muy pocas
veces. Por salud mental ya lo olvidé.
¿Es usted una
persona sincera? Hago mi mejor
intento.
¿Cómo prefiere
ocupar su tiempo libre? Leyendo noticias
sobre los "conspiranoicos" y quienes creen que el mundo será tomado
por las garras del globalismo. Me dan ternurita.
¿Qué le da más
miedo? Irme sin haber podido lograr todo lo que
me propuse. Y también, la burocracia ecuatoriana.
¿Qué le
escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Juzgar una obra artística del pasado (sobre todo,
literaria o audiovisual) única y exclusivamente a partir de criterios socioculturales o morales del
presente. Y por tanto, "cancelarla".
Si no hubiera
decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Quizá me habría quedado con la docencia. Aunque
no concibo la docencia sin algo de creatividad.
¿Practica algún
tipo de ejercicio físico? Caminatas en el
parque.
¿Sabe cocinar? Terminé aprendiendo. Aunque soy como esos músicos
que solo pueden tocar con partitura. Mi partitura, en ese caso, sería la
receta.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir
uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Me atrevería a proponer a Anelius Borda y su
padre, personajes de mi relato "Aventuras de un grupo de becarios en una
universidad norteamericana". Justo ahí, en una parte, parodio a la
Reader's Digest.
¿Cuál es, en
cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Serendipia o justicia.
¿Y la más
peligrosa? Extremistas.
¿Alguna vez ha
querido matar a alguien? A quienes
destrozaron la última trilogía de "Star Wars".
¿Cuáles son sus
tendencias políticas? Tendencias
políticamente incorrectas.
Si pudiera
ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un tardígrado.
¿Cuáles son sus
vicios principales? La
procastinación, la poca paciencia conmigo mismo, mi ansiedad.
¿Y sus virtudes? La capacidad de mediación. Saber escuchar.
Imagine que se
está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la
cabeza? Mi madre bañándome en la tina cuando era
un bebé.
T. M.