viernes, 10 de febrero de 2023

Entrevista capotiana a Almudena Anés

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Almudena Anés.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Me quedaría en la cama siempre, lo tengo claro. Un lugar caliente y seguro. Preferiría estar acompañada, eso sí. Y geográficamente, entre todos los lugares que me gustan, viviría en Roma. Es una ciudad preciosa y a mí me encanta la belleza.

¿Prefiere los animales a la gente? En concreto, prefiero a los gatos porque se parecen mucho a cómo son las personas en realidad. La gente te puede mentir, pero un gato siempre va a serte sincero. Si te odia, no te lo va a ocultar. Los perros son demasiado fieles, casi serviles. Y el resto de los animales, me gustan, sí, pero libres.

¿Es usted cruel? Sólo cuando es estrictamente necesario.

¿Tiene muchos amigos? ¿Por qué muchos amigos cuando puedes tener buenos amigos? Prefiero la calidad a la cantidad. Lo que sí puedo decir es que tengo muchos conocidos con los que tengo una buena relación.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, que no devoción. Y sinceridad en el sentido de crítica constructiva, sobre todo, cuando yo hago las cosas mal. Busco a gente que me haga querer ser mejor persona.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, las personas que me han decepcionado no suelen formar parte de mi vida después. Y las que he querido conservar, siempre han sabido mejorar y corregir sus errores. Soy muy tajante en este sentido. Quiero personas a mi lado que aprendan, no que se queden atrapadas en el pasado.

¿Es usted una persona sincera? ¿Y me lo preguntas en una entrevista? Me considero que, en general, suelo ser una persona sincera. Pero también pienso que todos nos consideramos mejor de lo que somos.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gustan mucho los videojuegos y la literatura. Así que, si tengo una tarde libre, no me importa pasarla leyendo o echando una partida. También, si ya tengo vacaciones, lo que más me gusta es viajar.

¿Qué le da más miedo? El olvido, o las enfermedades de la memoria. Tengo varios familiares que han sufrido Alzhéimer o demencia y siento cierto aire profético sobre mí. Nada me aterroriza más que perder mis recuerdos, no reconocer a la gente que he querido, quedarme atrapada en una oscuridad densa sin objetos cotidianos, reconocibles.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El cinismo. Me sorprende que vivamos en un mundo tan profundamente cínico. Me horroriza que nuestros medios de comunicación, al menos en España y en concreto en televisión, sean fascistas, machistas, racistas y homofóbicos. Me asquea que nuestra democracia, o nuestra política, sea griterío y sociología de las emociones. Y lo que más me escandaliza de todo esto es que nos comportamos como marionetas ante este sistema.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Hubiera sido detective privada, con mi propia oficina con el nombre inscrito en la puerta, como en las películas americanas de cine negro. Hubiera estudiado criminología, quizás, o medicina forense. Aunque mi carrera no hubiese durado mucho. Con lo torpe que soy, me hubieran matado en seguida.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Practico ejercicios de tonificación y, en verano, me gusta mucho nadar. Busco siempre el equilibrio entre el cuerpo y la mente.

¿Sabe cocinar? Sé improvisar en la cocina, que no sé si es lo mismo. Normalmente, invento recetas y suelo salir airosa. Me queda todo bastante bueno. Pero ya si tengo que seguir cantidades y tiempos, sobre todo, en repostería, a veces me sale el tiro por la culata. Las albóndigas, he de decir, me quedan muy ricas.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Elegiría, desde la admiración, al escritor y crítico cultural Jorge Carrión. Aspiro, desde mis capacidades y circunstancias, a seguir una trayectoria parecida a la suya. Me parece uno de los escritores contemporáneos más talentosos gracias a la escritura híbrida que usa en sus proyectos narrativos y ensayísticos. Maneja todos los medios de comunicación, es una persona que se adapta rápido al cambio de los tiempos. Además, lo más importante, me parece una persona atenta. Disfrutaría mucho teniendo una conversación con él, aprendería de su sabiduría. Y creo que quedaría una entrevista maravillosa.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Lenguaje.

¿Y la más peligrosa? Lenguaje también. Quien controla el lenguaje, lo controla todo.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Claro, pero no sabría después cómo deshacerme del cuerpo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierdas, radicalmente socialista, en su sentido más puro. Soy atea, creo en la educación laica y en una cultura fuerte. Sobre todo, soy antifascista.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me gustaría ser el Laocoonte y sus hijos, una de las esculturas más bellas del mundo. Así envejecer no sería un problema. Y podría seguir viendo cómo evoluciona la vida. Una mera observadora sin emociones. Me gustaría probar qué es ser un objeto. Y si no puedo ser estatua, me gustaría ser una vampiresa.

¿Cuáles son sus vicios principales? Podría beber menos, aunque todavía tengo unos años de margen.

¿Y sus virtudes? Me gusta aprender y sé escuchar.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Ante la falta de aire, creo que todo sería una gran blancura. Pero, por desear, sí me gustaría ver a la persona que más he amado por última vez.

T. M.