En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Gervasio Iglesias.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? El interior de mi cerebro, estar dentro de cualquier
cerebro de un sapiens debe ser como estar en todos los sitios y tiempos a la
vez. Somos lo que nuestra imaginación proyecta que somos y en ese sentido nos
hemos constituido como la única especie en este planeta que tiene la capacidad
de imaginarios colectivos.
¿Prefiere los animales a la gente? Todos
somos especies que venimos de un tronco común, seguramente unas ciano bacterias
que comenzaron a multiplicarse hace unos 3500 millones de años y que comenzaron
a cambiar nuestro entorno hace algo así como 2700 millones de años. En ese
sentido no hay diferencia sustancial entre nuestra especie y las otras, salvo
lo que he comentado en la pregunta anterior, que no es poco. Ahora bien, no me
veo tomando una cerveza con una cucaracha, ni charlando sobre Simone de
Beauvoir con una jirafa o escuchando música con un cocodrilo por mucho que
compartamos parte de nuestro cerebro reptiliano con ellos.
¿Es usted cruel? No en general, aunque
supongo que alguna vez ciertas circunstancias me hayan llevado a actuar con el
cuchillo entre los dientes. Y eso, cuando ha sucedido, me ha hecho sentirme
sucio. Pero no le deseo el mal a nadie y sufro cuando veo sufrimiento en los
demás. Me gustaría tener un poder mágico para hacer desaparecer el dolor del
mundo.
¿Tiene muchos amigos? El día de
mi funeral quiero que sea una gran fiesta. Espero que vengan muchos invitados.
Y que suene “Tres pasos hacia el cielo” de Silvio Fernández Melgarejo. Que
reine la alegría.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean
más inteligentes que yo y pueda aprender de ellos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No porque
nunca les pido nada. Y si son mis amigos de verdad, los del círculo más cercano,
jamás los voy a juzgar por nada. Todo lo que hacen me parece siempre bien.
¿Es usted una persona sincera? Cada vez
más. Nunca me ha salido mentir. Aunque alguna vez me han pasado cosas tan fuera
de lo común que la gente no ha creído que fueran ciertas. Así que esas se
quedan para mí solo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Tuve una
época en mi vida, casi quince años, de actividad muy intensa. Fue la época
álgida de productor de cine. Cuando decidí que ya era hora de levantar el pie
del acelerador me di cuenta de que lo primero que necesitaba era reaprender a
perder el tiempo. Y poco a poco lo voy consiguiendo.
¿Qué le da más miedo? No hay
nada que me dé un miedo especial. Igual soy demasiado inconsciente. Puede que
por eso alguna que otra vez me haya tirado a charcos en los que casi me ahogo.
Pero sigo vivo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Como dijo Pasolini, sólo se escandalizan los moralistas.
Y yo no soy nada moralista, no juzgo nunca a nadie. Eso, en mi obra, creo que
también queda reflejado. Me sobrepasan las gentes que están todo el día
emitiendo juicios morales sobre lo que está bien y lo que no. Porque además esa
moralidad responde a un esquema de sociedad en la que no creo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Mi carrera profesional está
ligada con el cine y el audiovisual en general y en ello sigo. Pero cada vez
con más ganas de escribir. Tengo una novela en el cajón casi escrita, que es
una historia de amor frustrado que me gusta mucho, aunque no sé si algún día
intentaré publicarla, que vea la luz. Acabo de empezar a escribir una historia
de ciencia ficción que me está apasionando y que me llevará de cuatro a cinco
años acabarla.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí. Corro
y cuando puedo quedo con los amigos para jugar al fútbol. Siempre de portero.
¿Sabe cocinar? Me defiendo como gato panza
arriba. Las cosas más básicas las cocino de forma académica, léase un buen
pescado o una tortilla y las otras me las invento según voy oliendo lo que meto
en la olla o en el horno.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Ahora
mismo puede que sobre Jesús de Nazaret porque tengo una teoría bastante curiosa
de quién pudo ser realmente como figura política, muy alejada de las versiones
oficiales, de la divinidad y muy apegada a la tierra. Pero esto sería por dar
una visión diferente de ese personaje. Ahora bien, un personaje que siempre me
ha atraído mucho es Epicuro, el filósofo presocrático. Y Stephen Hawking.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? VIDA.
¿Y la más peligrosa? Enemigo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, pero
si alguien le hiciera algo malo a mi hijo lo mataría. Sin duda y a sangre fría.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? No tengo tendencias
políticas porque la política es algo que siempre se basa en el corto plazo y a
mí lo que mejor se me da es el medio y largo plazo. Además no me gusta nada el
lodazal en el que se desenvuelven los políticos con el único objetivo de
alcanzar el poder. Desde esa perspectiva lo que si le puedo asegurar es que
siempre apuesto por el progreso y la evolución de nuestras costumbres y usos
sociales hacia la mayor libertad posible. Ojo, no económica, no confundir con
mensajes liberales, sino en el máximo respeto hacia los demás y que cada uno se
puede mostrar tal cual se siente y que nadie sea explotado por nadie.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? A mí lo
que me gustaría es volver a nacer pero conservando todo el conocimiento que he
acumulado en los años de vida que llevo. Y así hasta el infinito. No tengo
ninguna gana ni pretensión de abandonar este mundo. Pero ese anhelo por el
momento parece complicado de conseguir.
¿Cuáles son sus vicios principales? La definición de vicio de nuestro diccionario es: “Inclinación de una
persona a realizar actos contrarios a la moral establecida”. En ese sentido los
tengo todos. La moral, en todas las épocas, constituida de la forma que sea,
siempre me ha parecido el epicentro de la hipocresía.
¿Y sus virtudes? El diccionario dice que la
virtud es “Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos”. En
ese sentido creo que algo que siempre me ha caracterizado es el empuje que he
tenido para sacar adelante determinados proyectos aunque nadie creyera en ellos.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Pues
debido a mi profesión creo que sería un fundido a negro. Pero espero que con un
beso de la persona que amo, como en el cine clásico.
T. M.