lunes, 30 de septiembre de 2019

Entrevista capotiana a Juan Trejo


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Juan Trejo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero la gente que no se comporta como animales.
¿Es usted cruel?
No voluntariamente.
¿Tiene muchos amigos?
Muchos más de los que jamás soñé llegar a tener.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Inteligencia, sensibilidad, sentido del humor.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Solo cuando es imprescindible.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Haciendo prácticamente lo mismo que cuando trabajo.
¿Qué le da más miedo?
El dolor de los que quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La mezquindad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Sería carpintero; se me daba muy bien.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Menos del que me gustaría.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Mihaly Des, director de la desaparecida revista Lateral.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Despertar.
¿Y la más peligrosa?
Inconsciencia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, una vez.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Quiero creer que me encuentro a la izquierda de la socialdemocracia.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Pianista. Panadero.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La cerveza. Los cacahuetes.
¿Y sus virtudes?
Sé escuchar. Soy respetuoso y posibilista.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi mujer y mis hijos.
T. M.