miércoles, 15 de junio de 2022

Entrevista capotiana a Carlos Castrosín


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Carlos Castrosín.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Madrid capital, no porque sea especialmente bonito ni agradable, sino por la vida que tiene.

¿Prefiere los animales a la gente? No.

¿Es usted cruel? Seguro que más de lo que yo me creo.

¿Tiene muchos amigos? No muchos. O quizá sí. Creo que lo suficientes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No suelo buscar ninguna cualidad. La amistad surge por tantas cosas: el trato, la confianza, la afinidad, la lealtad... incluso por participar en las mismas barrabasadas.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Claro. Como todo en la vida: nada ni nadie es perfecto. ¡Quién no ha dado un tropezón! Desde luego, hay que ser flexible con los amigos y también con uno mismo. Si no, nos quedaríamos más solos que la una.

¿Es usted una persona sincera? Normalmente, sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, escribiendo, hablando, caminando, escuchando música...

¿Qué le da más miedo? Que algo malo pueda afectarle a algún miembro de mi familia.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Noticias de los políticos. De los inversores.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No lo sé, siempre he encontrado mucha satisfacción en las diferentes parcelas de la vida: tanto cuando me he dedicado a ellas, como cuando he sido receptor de ellas.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Caminar y, ejem, lo que me permite mi mujer.

¿Sabe cocinar? Sí. Platos sencillos. Soy mejor pinche que chef.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Axel Munthe.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Juventud.

¿Y la más peligrosa? Libertad. Por el poco respeto que tenemos a la libertad de los demás, en su más amplio espectro.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Claro. ¿Y quién no?

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Normalmente pertenezco a esa gran masa indecisa, de asnos, de opinión cambiante, a la que se hace referencia en todas las elecciones. He votado siempre, lo considero un privilegio y una obligación. Espero poder seguir haciéndolo.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Músico. Tipo los compositores Alberto Iglesias o Alexander Desplat.

¿Cuáles son sus vicios principales? Las buenas ediciones de los libros (tapa dura, cosidos, buen papel, buen tipo de letra, buena ilustración de portada). Un buen vino.

¿Y sus virtudes? Ja, ja, ja... Supongo que una puede ser que suelo ponerme en el lugar de los demás.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Más que imágenes, un pensamiento: que por fin esto se acaba.

T. M.