Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Sevilla, intramuros. Vulgo de la Macarena, San
Luis y Santa Catalina, en una azotea, rodeada de unos pocos pero doctos, libros
juntos, que diría Quevedo.
¿Prefiere los animales a la gente? No, en
absoluto. Prefiero vivir, hablar y tratar con humanos, soy poco aficionada a
los animales aunque amo los gorriones y tengo un bodeguero ratonero que es la
alegría de mi vida, y que a veces, me hace dudar al pensar que quizás, sea
humano.
¿Es usted cruel? La crueldad es algo terrible, espero no haberlo sido nunca ni involuntariamente.
¿Tiene muchos amigos? No, tengo muchos conocidos. Mis
amigos de verdad, caben en un taxi.
Qué cualidades busca en sus amigos? Que estén
cuando se les necesita y no estén cuando no tienen que estar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Ningún
amigo me ha decepcionado, alguna decepción me he llevado, pero de gente que no
merece la pena y que de las cuales, ni me acuerdo
¿Es usted una persona sincera? De vez en
cuando meto un rollo, son necesarios para el devenir de la vida. La sinceridad
severa y dolorosa, no la practico, suelo ser diplomática, un eufemismo
necesario.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gusta
disfrutar de la vida desde la barra de un bar. Observo, leo, escribo y disfruto
de mi bicicleta, del carril bici de mi ciudad y su maravillosa temperatura.
¿Qué le da más miedo? La
enfermedad en los que quiero, y envejecer siendo dependiente.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? La ignorancia autoimpuesta.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Habría sido ceramista o
dibujante o arquitecta.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Voy en
bicicleta a todos sitios, como medio de transporte y como placer, me ayuda a
pensar y a sentirme bien por dentro.
¿Sabe cocinar? Sí, y bastante bien, tengo
una familia de excelentes cocineras y
una madre que hace el arroz con leche como nadie, de aquí y de allá, he acabado
guisando como ellas. Comer es de los mejores placeres de la vida.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Antonio
Machado.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Entusiasmo.
¿Y la más peligrosa? El atrevimiento de la
ignorancia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, pero
reconozco que no lamentaría la muerte de esa gente que ha provocado daño.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Izquierda.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una
Buendía, de Cien Años de Soledad, o la mujer que yo quiero, de Serrat.
¿Cuáles son sus vicios principales? La
puntualidad y la impaciencia, una copa o dos de vino por la noche y el
chocolate.
¿Y sus virtudes? La optimización del tiempo,
mi memoria y mi tesón. También soy muy alegre.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me acordaría del día
de mi Comunión, el más terrible de todos, como la pesadilla eterna y en
contraposición, vería a mis hijos y oiría las voces de la gente que quiero.
T. M.