miércoles, 14 de mayo de 2025

Entrevista capotiana a Rebeca García Nieto

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rebeca García Nieto.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Podría vivir en Manhattan eternamente. He leído que si un neoyorquino quiere ir a cenar a un restaurante distinto cada día de su vida puede hacerlo sin repetir durante 28 años.

¿Prefiere los animales a la gente? No, nunca he tenido mascotas, así que no he tenido una relación cercana con ningún animal.

¿Es usted cruel? A veces me dan ganas de serlo con algunas personas, pero no paso de ahí. Del conato.

¿Tiene muchos amigos? En número, no. Conservo, eso sí, amigos desde la infancia.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No busco nada en especial. A mis amigos los he encontrado en las circunstancias más inesperadas.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, los conozco desde hace años. Sé qué puedo esperar de ellos y los acepto como son. 

¿Es usted una persona sincera? Lo soy, aunque con los años he aprendido que la sinceridad puede hacer daño y soy más comedida.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Oyendo música y viendo películas.

¿Qué le da más miedo? La muerte de las personas que quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me escandaliza la ignorancia cuando viene acompañada de soberbia.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Seguramente sería psicóloga clínica, el trabajo que dejé para dedicarme a escribir.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, corro un par de kilómetros varias veces a la semana. Antes jugaba al tenis.

¿Sabe cocinar? Sí, y no se me da mal.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Michel Foucault. Es un pensador clave para entender muchos aspectos de nuestro pasado y nuestro presente.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? La palabra vida.

¿Y la más peligrosa? Poder. Quien se deja llevar por ella acaba perdiendo el norte y haciendo mucho daño.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? La verdad es que no.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Cada vez me interesa menos la política. Hoy en día resulta muy difícil creer en nada.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? De pequeña quería ser astronauta y trabajar en la NASA.

¿Cuáles son sus vicios principales? La lectura. La soledad.

¿Y sus virtudes? Soy tolerante, no tengo muchos prejuicios. También soy perseverante, no me rindo jamás.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Tengo un montón de buenos recuerdos a los que aferrarme para mantenerme a flote. Me perdería en alguno de ellos hasta que vinieran a salvarme.

T. M.