En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rebeca García Nieto.
Si tuviera que vivir en un
solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Podría vivir en Manhattan
eternamente. He leído que si un neoyorquino quiere ir a cenar a un restaurante
distinto cada día de su vida puede hacerlo sin repetir durante 28 años.
¿Prefiere los animales a la gente? No, nunca he tenido
mascotas, así que no he tenido una relación cercana con ningún animal.
¿Es usted cruel? A veces me dan ganas de serlo con algunas personas, pero no paso de ahí.
Del conato.
¿Tiene muchos amigos? En número, no. Conservo,
eso sí, amigos desde la infancia.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? No busco nada en especial. A
mis amigos los he encontrado en las circunstancias más inesperadas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, los conozco desde hace
años. Sé qué puedo esperar de ellos y los acepto como son.
¿Es usted una persona sincera? Lo soy, aunque con los años
he aprendido que la sinceridad puede hacer daño y soy más comedida.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Oyendo música y viendo películas.
¿Qué le da más miedo? La muerte de las personas
que quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Me escandaliza la ignorancia cuando viene acompañada de
soberbia.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa,
¿qué habría hecho? Seguramente sería psicóloga
clínica, el trabajo que dejé para dedicarme a escribir.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, corro un par de
kilómetros varias veces a la semana. Antes jugaba al tenis.
¿Sabe cocinar? Sí, y no se me da mal.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Michel Foucault. Es un pensador clave para entender muchos aspectos de
nuestro pasado y nuestro presente.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? La palabra vida.
¿Y la más peligrosa? Poder. Quien se deja llevar
por ella acaba perdiendo el norte y haciendo mucho daño.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? La verdad es que no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Cada vez me interesa menos
la política. Hoy en día resulta muy difícil creer en nada.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? De pequeña quería ser
astronauta y trabajar en la NASA.
¿Cuáles son sus vicios principales? La lectura. La soledad.
¿Y sus virtudes? Soy tolerante, no tengo
muchos prejuicios. También soy perseverante, no me rindo jamás.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Tengo un montón de buenos
recuerdos a los que aferrarme para mantenerme a flote. Me perdería en alguno de
ellos hasta que vinieran a salvarme.
T. M.