viernes, 19 de diciembre de 2025

Bestias humanas

Se podría decir que Una fábula sencilla, de Matías Néspolo (Buenos Aires, 1975; afincado en Barcelona desde 2001), no es exactamente una fábula, aunque se comporte como tal por medio de recursos al modo de un bestiario; tampoco es en ningún caso sencilla, aunque finja serlo. La historia gira en torno a un grupo de jóvenes poetas migrantes que sobreviven en la Barcelona menos visible para el común de los lectores —trágicamente demasiado visibles para los que la padecimos en carne propia—: la de los barrios periféricos, la de los bares baratos, las calles donde conviven múltiples acentos del español; un lugar donde pronunciar «vida literaria» sería casi imposible si no fuera por aquellos que encontramos en la literatura una vía para dignificar la mediocridad y la pobreza.

Precisamente, el protagonista y narrador, Gabriel, reconstruye una etapa de su juventud en la que la escritura y la supervivencia se entrelazan, como si fueran dos formas igualmente frágiles de resistencia. Hay en la novela, ciertamente, una estructura de fábula—con personajes identificados a veces con animales, aun con moralejas algo esquivas—, y de corte fragmentario. En este sentido, cada capítulo funciona como una pequeña escena autónoma, a menudo con una atmósfera entre onírica y costumbrista, donde el lenguaje adquiere un papel central. Es fácil deducir el interés de Néspolo por el hecho de que su prosa cobre la potencia de la oralidad verosímil, ya que reproduce los ritmos del habla, los giros coloquiales, las mezclas lingüísticas…

Por un lado, hay una crónica afectiva de la experiencia migrante: jóvenes que llegaron a Barcelona con ambiciones poéticas o simplemente con la necesidad de buscar una vida mejor, y que se encuentran atrapados entre trabajos precarios, desarraigo y una ciudad que a menudo los rechaza de forma sutil. Por otro lado, hay una meditación sobre el fracaso como una forma habitual de estar en el mundo, de ahí que los personajes fracasen en sus empleos, en sus relaciones, en sus proyectos literarios, aunque sin estridencias, como si fuera lo lógico y no tuviera mayor importancia.

A diferencia de otras novelas sobre artistas en crisis, Una fábula sencilla no cae en la melancolía ni en la autocompasión. Más bien se mueve con una cierta ironía hacia las pretensiones juveniles, pero también con ternura. Además, si se compara esta novela con los libros anteriores de Néspolo, se advierte una evolución interesante. Siete maneras de matar a un gato era una historia más lineal y violenta, marcada por una mirada crítica hacia la sociedad argentina y su desigualdad estructural. En Con el sol en la boca, en cambio, había un giro hacia lo íntimo, con un tono más reflexivo y lírico. Una fábula sencilla parece integrar ambas dimensiones: tiene la tensión social de su primera novela y la sensibilidad poética de la segunda, pero sumando un componente simbólico que enriquece el conjunto.

Los animales que aparecen a lo largo del libro —perros callejeros, gatos, zorros, aves, insectos— actúan como proyecciones de los personajes o como formas de pensar lo humano desde lo salvaje, en un escenario de referencias catalanas, en especial Barcelona. Esta aparece lejos de su escaparate turístico, en un espacio donde conviven la esperanza y el desencanto para unos personajes que parecen vivir en un lugar que nunca termina de volverse propio.

El riesgo de una novela como esta es que su estructura fragmentaria y su tono lírico puedan alejar a ciertos lectores que busquen una trama más definida o un desarrollo más clásico. Lo cual se une al hándicap, o al aliciente, según se mire, de enfrentarse a un texto en argentino, con expresiones que son una hoja de doble filo: «Los chanchos se las morfan al toque», por ejemplo, por citar una de las que aparecen al comienzo particularmente llamativa.

Sin embargo, en todo ello es precisamente donde reside parte de la fuerza de esta novela: en proponer una forma narrativa acorde con lo que narra que no sigue un guion predecible, como si Néspolo escribiera a la deriva, en paralelo al azar y al recuerdo borroso que asolan a sus antihéroes. Por eso, Una fábula sencilla no da respuestas ni ofrece conclusiones, y versa sobre la imposibilidad de explicar del todo ciertas etapas de la vida.

Publicado en Cuadernos Hispanoamericanos (núm.902, diciembre 2025)