sábado, 2 de septiembre de 2023

Entrevista capotiana a Miquel Giménez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Miquel Giménez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi despacho, donde tengo la mayoría de mi biblioteca. Y lo que falta, lo haría traer.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende de qué gente y de qué animales. No me gustan los chacales, por ejemplo. Ni de cuatro ni de dos patas.

¿Es usted cruel? Odio la crueldad porque es el fracaso del ser humano.

¿Tiene muchos amigos? Más de uno y menos de cinco.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Cuando lo han hecho, automáticamente han dejado de serlo.

¿Es usted una persona sincera? Todo lo que me permite vivir en sociedad y la legislación vigente. Pero no soy mucho de callarme y así me va.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? No tengo, siempre ando escribiendo, dibujando, charlando, viendo películas de los años cuarenta que nadie ve o preparando arroces.

¿Qué le da más miedo? La muerte de mi esposa.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Casi todo lo que no suele escandalizar a quienes mandan.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Dibujar, cantar, cocinar, ser prestidigitador o marqués arruinado. Esto último me tienta mucho.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, suelo levantarse de mi sillón para ir a la nevera a buscar cosas. Varias veces al día, conste.

¿Sabe cocinar? Y muy bien, mal está que yo lo diga. En mi casa y mi círculo de amistades pueden dar fe.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A mi padre, el señor Miguel, qepd. De hecho, le dediqué un libro, “El día que David Niven va venir a esmorzar al Paral.lel”.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amor. Que unida a Paz me parecen la quintaesencia de la vida.

¿Y la más peligrosa? Odio. Es la madre de toda tragedia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Prefiero que de esas cosas se ocupe la vida, el karma si quieren, aunque personalmente prefiero creer en la justicia divina.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Como dijo Pérez Reverte, no soy ni de derechas ni de izquierdas porque tengo biblioteca.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No me quejo. ¿Para qué?

¿Cuáles son sus vicios principales? A usted se lo voy a decir. Pregunte a la gente que le caigo mal y le informarán mejor que yo. Aunque de manera torticera, claro.

¿Y sus virtudes? Suelo ser agradecido con quien me trata bien.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Posiblemente pensaría lo poco que dura la vida, aunque seguramente ese pensamiento lo tendría en cualquier situación de muerte. Ah, y que por qué carajo no aprendí a nadar bien.

T. M.