Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? ¡Qué angustia! No sé….
¿Prefiere los animales a la gente? Somos animales también, pero no, prefiero a la gente.
¿Es usted cruel? Ni
de lejos.
¿Tiene muchos amigos? Hay
mucha gente que me quiere bien. Amigos, pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Busco que sean mejores que yo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, los elijo muy bien.
¿Es usted una persona sincera? Siempre que la sinceridad no resulte cruel. Ya le digo que no soy cruel.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Ahora
mismo no tengo, la verdad.
¿Qué le da más miedo? La pérdida
de facultades.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Escandalizar, pocas cosas. Encabronarme, muchas cada día:
la crueldad con quien está indefenso, la desigualdad, la prepotencia, la
soberbia…
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Restaurar cosas viejas,
hacer mermeladas…
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Andar me
parece lo más.
¿Sabe cocinar? Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A cualquiera de los primeros españoles de la conquista.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Mañana.
¿Y la más peligrosa? Ayer.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Pero he deseado dolores y desamores a mucho cretino.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? El corazón
me late a la izquierda. Sin siglas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Árbol. Un
olivo estaría bien.
¿Cuáles son sus vicios principales? La
dispersión mental y el dolce far niente. Aunque
no sé si son vicios.
¿Y sus virtudes? No me aburro nunca.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Espero que
ninguna. Que sea rápido, y agur.
T. M.