Apareció hace
treinta años en inglés y ahora se recupera la traducción que Jordi Fibla
publicó en Versal en 1985 de «Cosas transparentes», la penúltima novela de
Nabokov que vio la luz. En 1969 éste había ofrecido «Ada o el ardor», y según
su biógrafo Brian Boyd, «quería que su nueva novela fuera lo más distinta
posible de la anterior: en lugar de una historia amorosa extensa y profusa,
unos pocos rincones venidos a menos de los alrededores más cercanos de su
Suiza». Es en este país donde Nabokov pasa sus últimos años y donde ubica las
andanzas de Hugh Person, un editor que viaja al país helvético para
entrevistarse con un escritor y preparar su siguiente obra.
La compleja
voz narrativa, coral y fantasmagórica, y el extravagante argumento, pleno de
pesadillas y observaciones delirantes, asombrarán hasta al lector más abierto
de miras, porque el ruso desconcierta siempre a la busca de esa sensación de
extrañamiento que reconocía llevar a cuestas. Lo hace a través de su antihéroe,
«metódico y pulcro», aunque «un antropoide singularmente inepto», con «mediocre
potencia» en materia sexual y sonámbulo, el cual se enamora de la fría e infiel
Armande. Solamenteun mago del artificio literario como Nabokov hubiera podido
firmar esta obra en la que el amor es risible, los juegos de palabras se
suceden y el tono experimental envuelve una atmósfera tan fúnebre como lúdica.
Publicado en La Razón, 4-X-2012