miércoles, 29 de marzo de 2023

Reescriben las obras de Agatha Christie: la última víctima de la censura «woke»


Antaño, pensar en lo que era un lector “sensible” indicaba que se trataba de alguien apto para apreciar los matices del lenguaje, la belleza de una metáfora, la audacia de una determinada estructura poética o narrativa, o la originalidad del enfoque elegido para llevar a la suprema libertad de la literatura un asunto o tema concretos. Ahora, es otra cosa. En la posmodernidad, el raciocinio y los conocimientos han sido sustituidos por la búsqueda de lo sensitivo, en que no es necesario saber de nada, ni tener criterio, solamente ser un ser humano y tener ganas de opinar de todo y siempre. El despropósito ha llegado a la lectura, como saben los aficionados a Roal Dahl o Ian Fleming. Pero será una cruzada infinita, interminable, pues siempre surgirá quien abandere el hecho de sentirse ofendido por una cosa y otra, en torno a la raza, el género, etc.

Ahora la estupidez de cancelar autores insignes por lo que una vez crearon, repitámoslo, en uno de los pocos terrenos en que cabe toda la libertad, el de la ficción literaria, le ha tocado a Agatha Christie, como ha informado la prensa británica. De modo que “los misterios de Poirot y Miss Marple tienen pasajes editados por lectores sensibles para las últimas ediciones de HarperCollins”. Así, de repente, las palabras que hoy se consideran ultrajantes y que ayer eran correctas, y quién sabe mañana, han sido eliminadas, junto con lo que hoy se estima como insultante, más las referencias a la etnia de algunos personajes. Se trata de una serie de libros escritos entre 1920 y 1976. Ya no será posible ver en las novelas de Christie alguien que sea descrito como un negro, un judío o un gitano, o cosas que tengan que ver con el pecho femenino, o incluso el término "oriental", pero tampoco ya se considera decente decir “nativo”, por lo que es preferible reemplazarlo por “local”.

El lector del siglo XXI que se acerca a la narrativa de Christie ya no será, por tanto, el mismo que en su día tuvo entre sus manos un ejemplar de la obra de 1937, mil y una veces editada y traducida, “Muerte en el Nilo”, protagonizada por Poirot, donde se hace un comentario negativo de unos niños. Asimismo, la historia de Marple de 1964 “Misterio en el Caribe” ya no tendrá una reflexión sobre un trabajador y sus dientes blancos, quién sabe por qué retorcida manera de verlo. Y por supuesto, ya nadie será “gordo" o "feo", ni será posible aludir a la nariz grande de algunos personajes por poder ser algo susceptible de antisemitismo.

Uno se pregunta, entonces, qué será de la andadura de Sophie Hannah, que tuvo el permiso de los albaceas del legado de Christie –su nieto, que comanda la Agatha Christie Limited– para escribir varios libros del detective belga más refinado y perspicaz. Hércules Poirot, un exoficial de la policía belga que ha encontrado acomodo en Inglaterra, después de que las tropas alemanas invadieran su país, y que siempre alude a «la materia gris» para reflexionar sobre los crímenes que tiene que resolver, tendrá que pensárselo dos veces cuando diga cualquier cosa en un diálogo. Porque, de continuo, tendrá la latente amenaza de que los nuevos vigilantes de la moral literaria le hagan callar dentro de las hojas de un libro.

Publicado en La Razón, 27-III-2023

martes, 28 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a C. J. Nieto

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de C. J. Nieto.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi hogar.

¿Prefiere los animales a la gente? El ser humano es un animal y, a pesar de todo, sigue siendo mi animal preferido de compañía. Hay perros que me caen bien, personas que me caen mal y viceversa.

¿Es usted cruel? Si me provocan.

¿Tiene muchos amigos? No creo que sean muchos. La amistad es uno de los pilares en mi vida.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Honestidad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Es difícil decepcionarme. No creo que las personas estén para cumplir los patrones de los demás. Cada uno es cada uno y prefiero aceptar, o no, a cada persona como es.

¿Es usted una persona sincera? En general, sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Hago muchas cosas: escribo, leo, me gusta cocinar, hacemos senderismo o montañismo en familia, disfruto de buenos momentos con mi gente, me encanta viajar, hasta hago ganchillo.

¿Qué le da más miedo? La enfermedad, bien sea propia o de las personas amadas.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Cada vez es más difícil escandalizarse, la sociedad está poniendo el listón muy alto en ese sentido. Me molesta mucho la hipocresía y la incongruencia; en algunos casos, todavía me escandalizo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Tengo otra profesión, soy asesora fiscal. Aunque, ahora que lo pienso, también tiene un componente de imaginación. Soy escritora, pero no tengo la idea de llevar una vida creativa. Yo creo que todos somos creativos a nuestra manera. Me gusta lo que hago en las dos profesiones.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Senderismo y montañismo, bicicleta, dos sesiones de Pilates a la semana y algún entrenamiento esporádico de judo con mi hija.

¿Sabe cocinar? Sí, lo disfruto mucho.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Simone de Beauvoir.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Tolerancia.

¿Y la más peligrosa? Tolerancia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Puede ser, pero se me pasa rápido.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Son complejas. Hoy en día, en el arco político actual no me siento representada por ningún partido, pero voto al menos malo para que no gobierne el más malo.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Estoy contenta con lo que soy.

¿Cuáles son sus vicios principales? Los vicios, para que sean considerados tales, deben ser inconfesables.

¿Y sus virtudes? La constancia y la lealtad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Un salvavidas.

T. M.

lunes, 27 de marzo de 2023

El perseguidor de premios Booker

Quién duda que hoy en día el escritor es una suerte de marca, alguien que ha de promocionarse a sí mismo o entregarse a las demandas del marketing editorial. Paul Ewen es muy consciente de ello, y publicó esta novela genial, “Francis Plug: cómo ser un autor público” (traducción de Alicia Frieyro) en 2014, ironizando sobre los grandes nombres de las letras en ese sentido. Ya desde el inicio, en que dice que “la tribu literata ya no es lo que era”, pues los autores dejaron de ser ratones de biblioteca para convertirse en individuos de escenarios, festivales y entrevistas, nos presenta una idea obsesiva. Así, el protagonista, un tipo raro adicto al alcohol, sigue las huellas de todo ganador del Premio Booker con el que pueda tropezarse, como en el primer caso, en que dialoga con Salman Rushdie, conformando un texto muy ingenioso y original.

Publicado en La Razón, 25-III-2023

domingo, 26 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Greta García

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Greta García.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La buhardilla de la casa de mi abuela Birgitta.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende de para qué, si es para ir al cine prefiero una persona, si es para pasear prefiero una jirafa.

¿Es usted cruel? No.

¿Tiene muchos amigos? Bastantes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sepan escuchar y reírse de sí mismos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No.

¿Es usted una persona sincera? Casi siempre.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, comiendo, paseando, masturbándome.

¿Qué le da más miedo? Los hombres con poder.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El maltrato, el plástico en la playa.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Acabaría mis estudios en derecho y sería abogada penalista.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Ahora estoy obsesionada con el fisioculturismo.

¿Sabe cocinar? Me apaño.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Al pato Donald.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Hola.

¿Y la más peligrosa? Pastel.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? El bien.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Agua.

¿Cuáles son sus vicios principales? Rascarme las cejas, chupar el plato después de comer, no encontrar las cosas, olvidar los cumpleaños.

¿Y sus virtudes? Sonrío fácil y soy buena diciendo cumplidos.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mamá, papá, mano, pelo, uña, mierda, mierda, negro, rojo, azul, blanco.

T. M.

sábado, 25 de marzo de 2023

Un patriarca en el lecho de muerte

Sándor Márai (Kassa, 1900, hoy en Eslovaquia-San Diego, 1989) ha ido recuperando el éxito arrollador del que disfrutó entre sus compatriotas con sus obras narrativas y teatrales en los años treinta y cuarenta; éxito truncado por el régimen comunista, que prohibió sus libros. De hecho, abandonó su país en 1948 y emigró a Estados Unidos. Ahora, un par de décadas de que en España volviera a eclosionar su voz con novelas como “El último encuentro”, “La herencia de Eszter” o “Divorcio en Buda”, y tras ver la luz más novelas cortas, sus dos tomos biográficos y sus diarios, nos llega “Los celosos” (traducción de F. Oliver Brachfeld), otro gran texto que por su calidad se acercaría a su obra maestra, la maravillosa “La mujer justa”.

Todo parte de la noticia –que recibe el protagonista, Péter– de que el patriarca de la familia Garren está agonizando y que él y sus hermanos han de que acudir a su lecho de muerte. Pero, más allá de estas circunstancias, la exquisita prosa del autor húngaro nos lleva a conocer personajes tan atractivos como Karo, la amante de Péter, que aparece en una extraordinaria descripción sensual en el segundo capítulo, al tiempo que es presentada como una ferviente religiosa. Junto con ello, toda una sociedad de aspecto decadente, heredera de la disolución del Imperio austrohúngaro, cobra fuerza en la escritura de un Márai que publicó esta novela en 1937 –cuando aún las huellas de la anterior guerra eran palpitantes–, logrando crear un gran examen de las relaciones interfamiliares.

Publicado en La Razón, 25-III-2023

viernes, 24 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Eva Espinet

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Eva Espinet.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Siempre, siempre, un lugar junto al mar. El mar y el sol me revivifican, no podría vivir sin ellos.

¿Prefiere los animales a la gente? Estoy tan enamorada de las personas que me olvido de la belleza de los animales.

¿Es usted cruel? No podría, tengo un sentimiento de culpabilidad exacerbado, que me impide llevar a cabo actos de tal naturaleza. Estaría siempre sufriendo.

¿Tiene muchos amigos? Sí. Quizás es porque quiero mucho a mis amigos y me importan.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean generosos y no mientan.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Forma parte de la vida. Difícil es que nadie te llegue a decepcionar.

¿Es usted una persona sincera? Siempre, pero a sabiendas de que no haré daño a la otra persona.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Con mi mujer, con los amigos, con la familia, cocinando, viajando, leyendo, visitando una exposición o un museo, fotografiando el mundo…

¿Qué le da más miedo? Las cucarachas y las ratas. Espero que nadie las use como arma arrojadiza…

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El hambre, las guerras, los arribistas, las discriminaciones… Y sobre todo, que no seamos capaces de superarlo.

Si no hubiera decidido ser escritora, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Sería pintora. Me gusta desde niña, pero la escritura me come tanto tiempo y espacio que me incapacita para concentrarme en ella. No lo descarto en mi vejez…

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Camino mucho porque es el único momento que logro anular mis pensamientos, y pilates para estirar el cuerpo tras tantas horas en el ordenador.

¿Sabe cocinar? Hasta que llegó el COVID disfruté durante cinco años cocinando hasta tres veces por semana a gente de todo el mundo que visitaban mi casa. Diez personas desconocidas se sentaban en mi mesa y no sabían lo que iban a comer. Cuando se iban lo hacían como amigos. Tenía que saber cocinar para que muchos de ellos incluso repitieran en varias ocasiones. Cocinar es un placer…

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Escribiría sobre las mujeres partisanas italianas, las grandes heroínas en la Segunda Guerra Mundial y las grandes olvidadas, incluso en la literatura, a excepción de Italia que ha escrito algo más sobre ellas. De hecho, serán las protagonistas de mi segunda novela.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Paz. Tan sonora como plausible, solo depende de nosotros.

¿Y la más peligrosa? Guerra. Tan temida como odiada.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Jamás. Sería incapaz. ¿Cómo vivir con ello? Otra vez la culpa…

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Cada vez más la política me decepciona. ¿Si fuéramos capaces de coordinarnos para vivir en armonía en nuestros espacios más cercanos? Lo sé, es una utopía, pero no debería ser tan difícil, ¿no?

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Guía de viajes y cuánto más lejos me llevase ese trabajo, mejor. Viajar es mi otra gran pasión.

¿Cuáles son sus vicios principales? Un día un médico me dijo que mi droga era mi propia mente. Para bien y para mal. Y con esta ya tengo bastante.

¿Y sus virtudes? Trato de comulgar con el ejemplo: La verdad y la generosidad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Lo he vivido en varias ocasiones… La que me ha provocado más pesadillas es la que yo, una niña, miro desde el fondo de una piscina hacia unas sombras que se proyectan sobre el agua, que tratan de rescatarme. Esto es real y yo era esa niña.

T. M.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Miguel Becerra

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Miguel Becerra.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La Galilea y Judea del siglo I. Época de Jesús de Nazaret.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero la compañía sincera y desinteresada de un amigo animal.

¿Es usted cruel? No. A veces peco de tonto por ser bueno. La crueldad no he llegado aún a conocerla.

¿Tiene muchos amigos? Verdaderamente muchos conocidos. Amigos de bares, de la infancia, del día a día. Amigos de verdad, solo uno y existió hace 2023 o más años.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? De las personas busco la sinceridad, la honestidad.  Me gusta que me miren a los ojos al hablar. Y que me den la mano o un beso de verdad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Las personas que han compartido cosas conmigo si. Me he llevado muchas decepciones.

¿Es usted una persona sincera? Sinceramente sincero. Más claro que el agua. Se me ve venir, no sólo por mi corpulencia, tal vez por mi forma clara de ser.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, estudiando o hablando con mi mujer y mi hija.

¿Qué le da más miedo? A la oscuridad, a la llegada de la noche. A estar solo. El sol me da vida y me carga las pilas. De noche todos los gatos son pardos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Muchas veces a los humanos que no cambian. Repiten esquemas. Abusos sexuales a menores, violencia de género cada vez más temprana edad…tremendo!!!

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Exégeta privado. Hijo de un multimillonario que decide vivir en cualquier lugar del mundo mantenido.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Debería hacerlo. Es bueno para nuestra salud.

¿Sabe cocinar? Hoy por hoy no pero me gusta la cocina y programas de cocina.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Poncio Pilato.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Empatía.

¿Y la más peligrosa? Armonía y felicidad. También paz.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. El día que lo piense, supongo que me entregaré a la policía después de matarle.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? No seguir a políticos.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Entrenador de Fútbol.

¿Cuáles son sus vicios principales? La cerveza y el tapeo. Los libros y el cine en salas.

¿Y sus virtudes? Ser un caminante que deje huella en su caminar.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? No quiero pensarlo. Prefiero poder respirar y vivir el mundo.

T. M.

martes, 21 de marzo de 2023

Retrato de la masculinidad y el deseo femenino

Con este libro debutó Tabitha Lasley, producto de su trabajo periodístico y biográfico, pues “El estado del mar” (traducción de Catalina Martínez Muñoz) obedece a una experiencia bien singular. La autora se instaló en Escocia para conocer lo que sucede en una plataforma petrolífera: un mundo masculino y peligroso en que cabe gozar de gran equilibrio mental para no salir malparado. La autora se introduce en los avatares de los obreros y logra un texto sintético y con garra. Así, a raíz de entrevistas que se prolongaron medio año, comparte historias que hablan de la dureza de ese oficio tanto como de la atracción sexual. Ocurre nada más empezar, cuando oímos la voz de un individuo que evoca cómo una chica muy joven acudió a la plataforma y el subsiguiente revuelo. Y además, todo con un afán de escritura punzante, diríamos que narrativa, que nos abre a un ambiente tan desconocido como atrayente.

Publicado en La Razón, 4-III-2023

lunes, 20 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Andrés González-Barba

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Andrés González-Barba.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Sin duda sería en Vailima, el paraíso terrenal donde murió Robert Louis Stevenson. Poder visitar siempre que quisiera la tumba de este escritor tan amado, ubicada en lo alto de un monte con impresionantes vistas al Océano Pacífico, sería una fuente continua de inspiración y un lugar perfecto para acabar mis días. 

¿Prefiere los animales a la gente? Dada las canalladas que los humanos les hacemos continuamente a nuestros hermanos los animales, es imposible no ponerse de parte de estos seres tan indefensos. Que un perro sea siempre fiel a su dueño sin pedirle nada a cambio y que incluso siga esperando su regreso cuando este ya ha muerto son cosas que me conmueven mucho.

¿Es usted cruel? Ese es un comportamiento que intento desterrar, pero si he de ser alguna vez cruel, prefiero serlo conmigo mismo que hacerle daño a cualquier otra persona.

¿Tiene muchos amigos? Nunca he tenido demasiados, tal vez porque mi carácter con tendencia hacia la melancolía no invite a relacionarme con demasiadas personas.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No demasiadas. Quizás la principal sea que estén ahí cuando más se les necesite.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? En alguna que otra ocasión, cuando era más joven e inexperto, llegué a confiar en varias personas que acabaron decepcionándome. Hoy en día puede que ya no fuera tan confiado y que no esperara grandes cosas de nadie en particular.

¿Es usted una persona sincera? Me gustaría serlo, pero muchas veces no digo la verdad cuando sé que eso puede dañar a alguien o me puede acarrear grandes problemas. Y encima los escritores tenemos recursos como el de la autoficción.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Esa cuestión es algo que me preocupa mucho porque siento que cada vez tengo menos tiempo para mí, y eso me llena de frustración. Es el precio que tiene esta sociedad en la que vivimos. Aun así, procuro arañarle minutos al día y, sobre todo, a las noches para dar rienda suelta a mi imaginación y dedicarme a lo que más me gusta: leer, escribir, ver series, películas, etc.

¿Qué le da más miedo? Arrepentirme en el futuro de cosas que tendría que haber hecho en el pasado.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La indiferencia del ser humano hacia su prójimo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me es imposible concebir una vida sin crear. Y no me refiero solamente al hecho de escribir, pintar, componer música, etc. Cualquier persona que tenga algo de sensibilidad puede albergar en su interior un sentimiento creativo hacia la vida.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Nunca he sido excesivamente aficionado al ejercicio físico, pero soy consciente de que hay que mantenerse en forma. Por eso trato de caminar mucho a lo largo de la semana. Además, eso me ayuda a reflexionar y a ralentizar un poco la vida tan vertiginosa que venimos padeciendo en los últimos años.

¿Sabe cocinar? Debo reconocer que últimamente, debido a esa falta de tiempo que comenté antes, me he hecho un cocinero de Thermomix, una forma cómoda y efectiva de resolver las dificultades del día a día. De todas formas, en ciertas ocasiones trato de romper los moldes –nunca mejor dejo– y me gusta experimentar con algunos platos que son de mi propia cosecha.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Ana Frank. Me parece un ejemplo de dignidad y de estoicismo ante la vida tan dura que le tocó vivir. Todos deberíamos aprender de ella.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Mañana.

¿Y la más peligrosa? Indiferencia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Puede que ese haya sido un sentimiento fugaz que atravesara mi mente cuando un funcionario me ha puesto las cosas muy complicadas desde la ventanilla de alguna administración pública.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Me identifico con personas como Chaves Nogales, que siempre buscaron una tercera vía.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me gustaría ser marinero, viajero, aventurero, astronauta… Escaparme en definitiva de la tiranía que nos marcan el tiempo y el espacio.

¿Cuáles son sus vicios principales? Hasta hace poco eran comprar muchos libros y discos, pero ya ni eso por una alarmante falta de espacio. Quien inventó aquella frase de que el saber no ocupa lugar seguro que no vivía en un piso como los que hacen actualmente.

¿Y sus virtudes? Creo que no son demasiadas, pero la principal es ser feliz e intentar hacer felices a los demás.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Probablemente pensaría en la primera imagen que guardo desde mi pleno uso de razón: la de un niño de unos tres o cuatro años jugando en una terraza con varios juguetes mientras los rayos del sol le acariciaban. Sería una bonita forma de despedirse de este mundo.

T. M.

domingo, 19 de marzo de 2023

Los políticos que crearon un nuevo orden

Entre los cargos que llevó a cabo el alemán Henry Kissinger (1923) fue el de asesor de Seguridad con Richard Nixon y Gerald Ford, de tal modo que durante mucho tiempo obtuvo una gran experiencia sobre cuestiones de política internacional. Esa andadura le ha servido para componer este “Liderazgo” (traducción de Ramón González Férriz y Marta Valdivieso Rodríguez), en que se adentra en cómo encararon altos desafíos figuras de importancia histórica incuestionable: Konrad Adenauer, Charles de Gaulle, Richard Nixon, Anwar Sadat, Lee Kuan Yew y Margaret Thatcher.

Las decisiones de todos ellos condujeron a un nuevo orden internacional, viene a decir el autor, cuyo enfoque es considerar que cualquier sociedad se encuentra “en un tránsito perpetuo entre un pasado que conforma su memoria y una visión del futuro que inspira su evolución. En ese recorrido, el liderazgo es indispensable: hay que tomar decisiones, ganarse la confianza, mantener las promesas, proponer una forma de avanzar”.

A partir de esa necesidad de que las instituciones humanas (los Estados, religiones, ejércitos, empresas, escuelas) ayuden a las personas a desarrollarse y prosperar, también sin embargo surge el problema de que, sin el debido liderazgo, las instituciones flojean y los países pierden el rumbo. Un buen líder es capaz de hacer un buen análisis de la situación, refiere Kissinger, de forma realista, y asimismo intuir el modo en que los acontecimientos irán precipitándose. En este sentido, los seis protagonistas convocados gozarían de una comprensión intuitiva de la dirección que debe seguirse hasta fijar objetivos y establecer la debida estrategia.

Publicado en La Razón, 18-III-2023

sábado, 18 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Marc Betriu

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Marc Betriu.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Cualquier lugar cálido y ventilado donde hubiera un buen surtido de libros y películas.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero a la gente y me gustan los animales.

¿Es usted cruel? Que yo sepa, solo conmigo mismo.

¿Tiene muchos amigos? Más conocidos que amigos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que saquen lo mejor de mí, y a la inversa.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? A veces, como yo a ellos, supongo, pero me lo como con patatas porque son demasiado valiosos.

¿Es usted una persona sincera? Tengo tendencia a quedar bien, es educacional, eso te obliga a matizar la verdad en ocasiones. No es algo aconsejable, cansa y desgasta. Aspiro a dejar de hacerlo y estar algún día permanentemente en paz conmigo mismo.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Seguramente mi primera opción es ir a ver una película a un cine.

¿Qué le da más miedo? La intolerancia.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La irresponsabilidad que hay en la política, ver que un partido es capaz de encender fuegos para ganar votos.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Si hubiera decidido no llevar una vida creativa, sería otra persona. Entonces me preguntaría a mí mismo que es lo que me gusta hacer e intentaría hacerlo. No me disgustaría ser deportista, o actor de teatro, se viven emociones tan fuertes como en la ficción.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Un poco de natación.

¿Sabe cocinar? Hago cosas muy sencillas, y me salen muy bien: hago el mejor pan con tomate, los mejores huevos fritos, y el mejor revuelto con espárragos… Fuera de lo fácil, soy un desastre.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Marilyn Monroe. Tiene categoría de personaje. Una criatura única, un misterio.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amanecer.

¿Y la más peligrosa? Culpable.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Pero sí he querido repartir alguna buena torta.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Ante todo, soy demócrata. Lucharía por ideas que aborrezco si fuera necesario para preservar el respeto a los que piensan distinto de la mayoría.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una mujer. Tiene que ser excepcional en muchos sentidos, y aleccionador en muchos otros.

¿Cuáles son sus vicios principales? Tengo buenas aptitudes para todos los vicios “soft”.

¿Y sus virtudes? Vivo y dejo vivir.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Creo que ocuparía la mente en encontrar la manera de salvarme hasta el último instante.

T. M.