martes, 22 de octubre de 2024

Entrevista capotiana a Almudena López Molina

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Almudena López Molina.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La orilla del mar. Y si sube la marea, tal como se espera del cambio climático, que me lleve con ella.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende de qué animales y qué gente.

¿Es usted cruel? Todos los somos a veces en cierta medida. Procuro no serlo.

¿Tiene muchos amigos? No.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? La honestidad ante todo. Por eso son pocos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Tampoco, por la misma razón. Pero si me decepcionan, será solo una vez.

¿Es usted una persona sincera? Aunque quisiera mentir, es algo que no sé hacer.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Entregada a la creación, la música, el cine, el arte… Y con la compañía de la gente a la que quiero.

¿Qué le da más miedo? El dolor.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Ahora mismo, el genocidio en Gaza.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No fue una decisión consciente y meditada, solo algo que hacía porque me gustaba. No habría podido evitarlo, pero supongamos que sí: habría sido una persona bastante más amargada, probablemente dedicada a alguna actividad pragmática que me diera la sensación de estar luchando por la justicia (como el ejercicio del derecho o algo así).

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, sobre todo para evitarme los dolores de espalda propios de quienes trabajamos muchas horas sentados delante del ordenador.

¿Sabe cocinar? Sí, es inevitable aprender cuando una disfruta de la gastronomía y no tiene quién le cocine.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Probablemente al personaje de ficción que más opiniones controvertidas ha generado en los lectores de la obra que protagoniza, aquel que más tiempo ha ocupado en sus mentes a lo largo de toda la historia, el que más versiones y fanfictions ha motivado: Dios.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Esperanza, obviamente.

¿Y la más peligrosa? Poder.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy feminista y creo en la igualdad de derechos para todos, en la redistribución de la riqueza… Esas cosas básicas. Vamos, que votaría con Marisol y la Carrà.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Gato doméstico.

¿Cuáles son sus vicios principales? La autoexigencia y la indiscreción.

¿Y sus virtudes? Eso deben decirlo otros.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Esas imágenes me las reservo para ese momento y nada más.

T. M.