martes, 12 de marzo de 2013

Entrevista capotiana a Dalia Nieves Albert


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él el escritor estadounidense se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Dalia Nieves Albert.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La calle.
¿Prefiere los animales a la gente?
Sí.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Sí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Las que no tengo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sincera no, honesta.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En la contemplación.
¿Qué le da más miedo?
Las cucarachas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Nada.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Trabajo misionero.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Subir y bajar las escaleras de mi casa.
¿Sabe cocinar?
Exquisito.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Walt Witman y a Pablo Neruda y Lorca y Miguel Hernández y Marx...
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Paz.
¿Y la más peligrosa?
Hambre.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Totalmente de izquierda. Comunismo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un perro.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Intolerancia a la falta de prudencia.
¿Y sus virtudes?
No las sé.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? 
Ya me pasó de jovencita y luché por mantenerme a flote, a mi hermana y a mi primo, por la cabeza no pasa nada, solo cómo puedes salvarte y ayudar al otro.
T. M.