domingo, 21 de abril de 2013

Entrevista capotiana a Francisco Ferrer Lerín


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él el escritor estadounidense se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francisco Ferrer Lerín.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Andalucía.
¿Prefiere los animales a la gente?
Por supuesto prefiero los animales, en especial la fauna salvaje.
¿Es usted cruel?
La crueldad supone un gran gasto energético. No me interesa.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sepan conversar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Mis amigos no, la gente sí.
¿Es usted una persona sincera? 
No.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No conozco ese concepto de tiempo libre; siempre estoy ocupado.
¿Qué le da más miedo?
Envejecer.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Que aún existan las creencias religiosas.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera ejercido cualquier otro de mis oficios: ornitólogo de campo, artista plástico, ginecólogo-dentista, etc. 
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No.
¿Sabe cocinar?
No.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Sin duda es una pregunta trampa; esa publicación desapareció hace años.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Futuro.
¿Y la más peligrosa?
Aburrimiento.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Constantemente.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
No tengo tendencias políticas, me convencen todos los políticos cuando los escucho, siempre y cuando no defiendan la religión y la destrucción de la naturaleza.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Lagartija.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Comer chocolate y frutos secos.
¿Y sus virtudes?
No molestar.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La sonrisa de Millán Astray.
T. M.