Casi
siete años después de su fundación, la editorial Impedimenta llega a los cien
títulos: una andadura de gran calidad y atractivo, mezcla destacable de
comercialidad y finura artística, diseño y cuidado tipográfico notables. Las
preferencias de su director, Enrique Redel, se han orientado sobre todo hacia
la narrativa europea del siglo XX, pero también Impedimenta –según el DRAE, «bagaje que suele llevar
la tropa, e impide la celeridad de las marchas y operaciones»– se
ha abierto a la ficción de autores actuales en español o incluso a la novela
gráfica y los libros clásicos infantiles.
La
elección del centésimo volumen no es casual; se trata de un autor que habrá
dado muchas alegrías a esta editorial madrileña a tenor de su éxito de ventas:
la inglesa Stella Gibbons (1902-1989), de la que ya habían traducido “La hija
de Robert Poste”, “Flora Poste y los artistas” y “Westwood”. La novela que
ahora nos ocupa está en la línea de las citadas: una estupenda comedia familiar
que encantará a los amantes de la literatura burguesa británica. En ella, Viola
Wither, jovencísima viuda del hijo de un empresario tacaño, vuelve a casa de
sus suegros. Al no ser recibida con especial compasión, y en paralelo al
surgimiento de un muchacho que encarna el ideal masculino, Viola tendrá que
vérselas tanto con el interrogador suegro como con sus ansias de amor
renovadas.
Publicado
en La Razón, 20-VI-2013