W. C. Heinz
perteneció a la vieja estirpe de reporteros que crearon escuela: aquellos que
hoy ubicamos en el Nuevo Periodismo y que poseyeron una poderosa visión social
y una ambición por revelar la verdad sin renunciar al arte narrativo. Estamos
hablando de Tom Wolfe o de Gay Talese, periodistas que recorrieron Nueva York
en busca de buenas historias de héroes cercanos al público: deportistas del
béisbol o del boxeo. Budd Schulberg, el autor de “Más dura será la caída”
(1947), entró en el Salón de la Fama del Boxeo por sus numerosos artículos
sobre el mundo del ring y esa novela maravillosa que se llevó al cine, y
perfectamente hubiera podido acompañarle Heinz, otro incondicional de este
deporte que debutó como novelista con “El Profesional” (1958).
Es esta una obra
que hizo las delicias de otro forofo del boxeo, Ernest Hemingway, y que
recuerda a los reportajes de Jack London sobre la gran pelea de 1910 entre el
blanco James Jeffries y el negro Jack Johnson (Gallo Nero, 2011). Cuenta cómo
el periodista Frank Hughes acude al campo de entrenamiento en el que el
boxeador Eddie Brown se prepara para alcanzar el título mundial, y cómo observa
el día a día del púgil y se relaciona con el resto del equipo técnico, en el
que destaca un zorro viejo, el mánager Doc Carrol. Asentada en diálogos de
nervio inconmensurable, intensa hasta el combate final, “El Profesional” y
todos sus personajes permanecerán en la memoria de los lectores por siempre,
aun no interesándoles el boxeo, tal es su grandeza y humanidad.
Publicado en La Razón, 6-VI-2013