martes, 22 de abril de 2014

Recomendaciones insolentes


Con unas originales y vistosas ilustraciones del artista ruso, radicado en Estados Unidos desde joven, Vladimir Radunsky, aparece esta pequeña golosina literaria: ocho texto cortísimos de Mark Twain (1835-1910) que asumen una pedagogía vuelta del revés: la de enseñar a los críos a esquivar la opinión y órdenes de quien manda o cree mandar. Así: “Las niñas buenas siempre deben mostrar deferencia ante los mayores. No debes ser insolente con los ancianos a menos que ellos lo sean contigo primero”, dice, travieso.

Ernest Hemingway dijo que la novela norteamericana moderna nació en 1876, año de la publicación de «Las aventuras de Tom Sawyer», por más que al autor se le haya asociado a la literatura juvenil o infantil. El propio Twain señaló en más de una ocasión que pretendió escribir para que los adultos recordasen su infancia, y este librito, “Consejos para niñas pequeñas” (editorial Sexto Piso; traducción de Raquel Vicedo), salvando las distancias, serviría para lo mismo, pues lo mismo será un regalo divertido para cualquier chaval, para cualquier chiquilla, que una oportunidad de que el adulto sonría con el ingenio siempre apabullante del autor de “Huckelberry Finn”.

Twain aquí lanza consejos útiles para que las niñas se salgan con la suya y los mayores –los padres, los maestros– o los hermanos sean burlados sin saberlo. Los escribió en 1865 y se publicaron dos años más tarde, es decir, en el tiempo de su debut con «La famosa rana saltarina de condado de Calaveras», el libro de cuentos que constituiría el inicio de una trayectoria que marcaría un punto de inflexión en el devenir de la literatura americana.

Publicado en La Razón, 1-IV-2014