En el reciente Gente, años,
vida. Memorias (1891-1967), el escritor ruso Iliá Ehrenburg cuenta su paso por
la España más turbulenta y cómo se relacionó con anarquistas antes y durante la
guerra civil. “Conocí a Durruti en 1931 y al instante me cayó bien –dice–.
Ningún escritor se atrevería a describirle, pues su vida se parecía demasiado a
una novela de aventuras.” Pues bien, aquel que se hizo famoso por su lucha
revolucionaria, que había cometido múltiples crímenes y había sido condenado a
muerte en España, Chile y Argentina, expulsado de ocho países y hallado su fin
a los cuarenta años en 1936, en Madrid –¿asesinado a traición por los suyos?,
¿a causa de un accidente con su propia arma?–, Buenaventura Durruti, ya tiene
quien le describa.
Se trata del catalán Gonzalo
Navajas, novelista y ensayista radicado como profesor en la Universidad de
California, que ha urdido en El manuscrito Durruti una palpitante novela de
investigación, por así decirlo, mediante un joven personaje que, desde Estados
Unidos, siente una atracción imparable por un hombre considerado tanto un
terrorista como un héroe. Lo cual, amparado por las viejas historias de su
abuelo, las lecturas de Orwell y la compañía de dos chicas muy comprometidas
con su proyecto en sendas etapas, quiere que desemboque en una tesis doctoral.
Para ello el estudiante viajará a Barcelona y contactará con aquellos que
pueden arrojarle luz sobre la vida del sindicalista, intentando que su
pacifismo no interceda a la hora de estudiar tal “figura controvertida y
ambigua”.
Publicado en La Razón, 5-VI-2014