Un momento, un
momento. Vamos a ver… ¿Ana María Moix nos está diciendo ahora, ella que ya no
está entre nosotros –desaparición de la que me hice eco en La Razón, ya hace un año, aderezado con un recuerdo personal luego
en la entrada del blog correspondiente–, lo que transcribo en seguida, o lo
decía hace cincuenta años, en 1965, cuando se lo escribió en su primera carta a
Rosa Chacel, que por entonces residía en Río de Janeiro?: “La literatura actual
está tan viciada de gratuismo, comercialismo, afán de exhibición y falsos e
incomprensibles reconocimientos por parte del público lector que ya no sé si es
que no se sabe escribir o no se sabe leer”.
De la edición
de estas cartas ya se ocupó el siglo pasado la profesora universitaria y
escritora Ana Rodríguez Fisher, de la que reseñé su última novela en abril del
2014, El poeta y el pintor, y ahora
la joven editorial Comba las recupera muy oportunamente. Moix, de seno burgués,
intelecto precoz, pasión lectora, habla en ellas de la universidad española,
entiéndase de sus desastres, y de la educación española, entiéndase lo mismo,
de una forma que, tras cinco décadas, solo puede empujarle a uno a hacer un copy-paste y trasladar tales juicios al
día de hoy, lleno de humo que empaña la verdad y nos lastra a ser un país de servicios turísticos y mendigantes de trabajo.