Que el humor es cosa muy seria es un dicho clásico de aquellos que se
dedican al mundo de la sátira, la parodia o la ironía en todos sus formatos. La
Fuga Ediciones, proyecto editorial nacido hace escasos meses, lo tuvo claro
desde un inicio y llamó una de sus colecciones En Serio, de gran cuidado
estético y siempre con prólogo de algún especialista del escritor elegido. Sus
primeros libros son ejemplos de comicidad atrevida y entretenimiento asegurado:
“Ellos y yo”, del británico Jerome K.
Jerome, es la historia de un escritor y sus tres hijos que acude al campo a
supervisar la remodelación de su nueva casa, pero todo se convertirá en un
caos; “Historia del Partido del Progreso Moderado Dentro de los Límites de la
Ley”, del checo Jaroslav Hasek, el
genial autor de esa gigantesca parodia de la Primera Guerra Mundial que es “El
buen soldado Svejk”, a juicio de su compatriota Milan Kundera, es el mejor
autor cómico universal, como recuerda en el prólogo la experta en su obra
Monika Zgustova. Se trata de un conjunto de cuentos de trasfondo político que
reflejan el anarquismo del escritor checo y su relación con la política,
siempre a modo de guasa, de una época tan candente, con la fulminación del
Imperio Austrohúngaro y la Revolución Rusa.
A estas dos curiosas novedades La Fuga añade este mes “La gran ciudad”,
del norteamericano Ring Lardner,
gran amigo de F. S. Fitzgerald y que tuvo un gran éxito como periodista,
cuentista y guionista de cine en el Nueva York de los años veinte y treinta.
Precisamente, la novela cuenta las andanzas de un matrimonio provinciano,
proveniente de un pueblo de Indiana, que acompaña a la hermana de la esposa
para encontrarle marido en Manhattan, por supuesto adinerado, y cómo la tarea,
pese a la belleza de la muchacha, está muy lejos de ser una tarea fácil. Una
lectura esta que bien pudiera haber interesado a Tim Dowling (Boston, 1973), que acaba de publicar en España “Cómo
ser marido” (editorial Anagrama), una serie de episodios donde el propio
narrador se convierte en objeto de análisis para reflexionar de forma divertida
sobre su relación con su mujer, tras veinte años casados y tres hijos en común
y diversas mascotas, y la forma de solventar diferentes situaciones domésticas.
Así, Dowling bucea en su experiencia y saca conclusiones para entender el
“truco” que se esconde tras una relación tan duradera, por medio de capítulos
como “¿Sois compatibles?”, “Casarse: ¿por qué ibas a hacerlo?”, “Bricolaje:
cosa de hombres incluso hoy en día” o “Los pros y los contras de la
procreación”. Muchas veces, el truco no consistirá más que en el clásico “lo qu
tú digas”, que, como escribe Dowling, “tiene fama de ser una fórmula de
taquigrafía convencional sin ningún sentido, pero de hecho es terriblemente
útil cuando se trata de ceder en una discusión”.
Humor se
escribe en español
Aparte de estas propuestas literarias extranjeras,
clásicas y actuales, cabe destacar varias obras de autores en lengua española.
La editorial Renacimiento sigue ofreciendo grandes textos de la obra ingente de
Enrique Jardiel Poncela (Madrid,
1901-1952), como “¿Por qué no se suicida usted? y otros escritos de juventud”,
un conjunto de colaboraciones de los años veinte del escritor en la revista
“Buen Humor”, donde algunos de los mejores humoristas españoles se dieron cita
para renovar el género ─la llamada «generación inverosímil», formada por Miguel
Mihura, Antoniorrobles, Gómez de la Serna, Edgar Neville o Tono─, y que ha
recogido Enrique Gallud Jardiel. La
diversión está servida con el autor de «Amor se escribe sin hache»; un sentido
del humor despierto y brillante que ha heredado sin duda su nieto, que, también
en Renacimiento, da su “Español para andar por casa”, donde habla de forma
jocosa sobre cómo los medios de comunicación o los políticos están maltratando
a nuestra lengua y se ríe de todo y de todos hasta configurar una suerte de
antimanual del idioma común. Asimismo, la editorial sevillana acaba de
recuperar una joya que hará las delicias del lector: «La ciudad automática», de
Julio Camba, que últimamente tiene
una presencia editorial fortísima en la editorial Fórcola sobre todo en su
faceta de viajero curioso; el libro recoge artículos sobre Nueva York
verdaderamente asombrosos, fruto de una mirada desprejuiciada y acostumbrada a
darle la vuelta a las opiniones consabidas, abordando asuntos como el
capitalismo, los rascacielos, la religión, la moral o el clima con un punto de
vista originalísimo, único.
Asimismo, Fernando San Basilio
(Madrid, 1970) continúa con su narrativa de humor, tras tres novelas de gran
aceptación entre el público, dos de ellas ambientas en un centro comercial, y
ahora se deja ver con “Crónicas de la Era K-pop” (editorial Impedimenta), sin
duda su obra más singular, en la que todo ocurre en un ámbito coreano en el que
el lector conocerá, entre otros, a un estudiante consultando a un adivino, a un
actor cómico que siempre se siente atemorizado ante la posibilidad de que sus
guionistas lo maten, y finalmente a un hombre llamado Fernández que ha llegado
al país asiático para participar en una feria de café y busca razones para
quedarse allá. Otro colega de intereses humorísticos, el colombiano Juan Esteban Constaín (1979), publica
“El hombre que no fue Jueves” (Literatura Random House), parafraseando el
título de la célebre novela de Chesterton, él mismo un maestro del humor
paradójico tanto en su narrativa como en los miles de artículos que publicó en
vida y que están disponibles en la editorial Renacimiento año tras año; el
creador del detective Padre Brown actúa como motor de la trama de Constaín a partir
de un suceso acontecido en 1929, cuando el autor inglés colaboró con el papa
Pío XI –la sorprendente es que el texto se abre con una “Oración por
Chesterton”, celebrada en marzo de 2013, “por el entonces cardenal Jorge
Bergoglio, tres días antes de ser elegido papa”–, de lo cual se guardó un
expediente misterioso.
Pero para misterios, el que va desarrollando Joaquín Berges (Zaragoza, 1965) en “Nadie es perfecto” (editorial
Tusquets), su quinta novela, siempre con una dimensión humorística
extraordinaria. El autor zaragozano ya maravilló con su sentido del humor
desopilante con obras como «Vive como puedas» ─parafraseando el clásico film de
Frank Capra─, un tremendo enredo familiar alrededor de los agobios de un hombre
al que todo se le tuerce. En esta ocasión, todo sucede en una mansión británica
que recuerda las típicas películas de época en que se pone de manifiesto la
elegancia y la sofisticación de ciertas familias burguesas. Un investigador
privado tendrá la misión de averiguar quién es el verdadero heredero de la rica
familia que posee las tierras de Kenwood Menor, en plena campiña, y página tras
página, las escenas extravagantes se mezclarán con juegos de palabras de gran
inteligencia y mordacidad hasta componer una obra desternillante y en donde no
faltará de nada: el lacónico mayordomo, las señoras estiradas o los conflictos
entre familias de rancio abolengo enfrentadas. El surtido, así pues, dispuesto
sobre la mesa en cuanto a narraciones de humor, es rico y variado; el lector,
el paseante de la feria, decidirá qué obras le despiertan una sonrisa, algo tan
difícil ─y agradecido, y “serio”─ de provocar a lo largo y ancho de cientos de
páginas.
Publicado
en La Razón, 13-VI-2015