jueves, 2 de febrero de 2017

Entrevista capotiana a Hernán Rivera Letelier

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Hernán Rivera Letelier.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La Habana (pero con dólares).
¿Prefiere los animales a la gente?
Nunca.
¿Es usted cruel?
Mental e inconscientemente sí.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo más dedos en una mano.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sentido del humor (y humor con sentido).
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
A los amigos uno los quiere por sus defectos.
¿Es usted una persona sincera?
Sinceramente, no estoy seguro.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo o escribiendo.
¿Qué le da más miedo?
Imaginarme viejo y enfermo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La avaricia sin fondo de las siete familias dueñas de mi país.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Uno no decide ser escritor, se da nomás. 
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar y tirar (ahora en ese orden).
¿Sabe cocinar?
Hasta el té en bolsita me queda malo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi padre. Creo que le debo una novela a mi viejo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Humanidad.
¿Y la más peligrosa?
Guerra.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Tanto como matarla no, pero desear que se muriera, sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Aunque zurdo de nacimiento, nunca he militado en ningún partido.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
No ser.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El ocio y mi gusto por las mujeres.
¿Y sus virtudes?
El ocio y mi gusto por las mujeres.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Una vez me estaba ahogando y no vi nada. Pura desesperación.
T. M.