Recupero aquí, con el lema latino ubi sunt (dónde están), una serie de reseñas que publiqué hace unos veinte años en la revista Quimera.
En febrero de 1942, en
la ciudad brasileña de Petrópolis, se quitaba la vida, junto a su segunda esposa,
uno de los intelectuales más importantes que ha dado Europa en todos los
tiempos: Stefan Zweig, un aristócrata vienés de precoz sabiduría, preocupado
por el destino de la humanidad, y que sufrió el cambio de siglo, el declive de
su país y la expansión del nazismo.
Esta biografía,
escrita de modo novelesco por Jean-Jacques Lafaye, con la que obtuvo el
prestigioso premio Calzes en Francia en el año 1990, llega ahora a España,
prologada por su amigo J. L. López Aranguren. Se trata de la reconstrucción del
interior itinerario psicológico de este erudito, prolífico en su obra y
angustioso e hiperestésico en su pensamiento, de temperamento depresivo, pero
de una lucidez y talento inagotables, autor de libros que alcanzan todo tipo de
materias: literatura (poesía, cuento, novela, teatro), psicología, historia,
filosofía, memorias. Cualquier camino es bueno para el aprendizaje, sin
prejuicios ni pérdidas de tiempo, y la escritura es la única salida ante lo efímero.
Para sacudirse la
nostalgia de saberse muerto por dentro, Zweig viajó por toda Europa. La soñó
unida. Quizá no fue el primero en pensarlo, pero sí en desearlo. La figura del
escritor austríaco se nos presenta, gracias a la excelente redacción de su último
biógrafo -intensamente poética y fluida-, como la de un hombre que
confía en el
futuro a pesar
de angustiarle su individualidad, consciente del poder de
las palabras, querido en todo el mundo porque llegó a ser el intelectual más
popular de su tiempo, un judío más que se refugió en Londres y Sudamérica y que
alimentó esas nostalgias europeas junto a dos mujeres que compartieron su amor
por la vida, y no el amor al sentido de la vida, como cita él mismo
parafraseando a Dostoyevski.
Stefan Zweig es un
caso extraño. En buena parte de la primera mitad de siglo, representa un
temprano cosmopolitismo humanista, un talante refinado y elegante, un éxito de
público internacional inmenso, y sin embargo, yace ahora olvidado por todo el
mundo de las letras.