En
1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía
que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se
entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que
sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora,
extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la
que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Sergi Escolano.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Es curioso
cómo la respuesta a esta pregunta evoluciona con la edad. Si me la hubieran
hecho con 7 años habría contestado la planta de juguetes de El Corte Inglés.
Con 16 años la respuesta sería la Mansión Playboy. A los 25 sería algún bar. Ahora
me conformo con un lugar con wifi.
¿Prefiere los animales a la gente?
Como
alimento sí.
¿Es usted cruel?
A veces no puedo
evitarlo, pero sólo con la palabra.
¿Tiene muchos amigos?
Sí. Lo que no tengo
es tiempo para relacionarme con ellos todo lo que querría.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco cualidades
en los amigos. Los amigos lo son o no lo son y cada uno puede tener cualidades
distintas porque el contexto de amistad es diferente.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No se atreverán.
¿Es usted una persona sincera?
Moderadamente
sincera. Si fuéramos totalmente sinceros nuestra sociedad se desmoronaría.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Como, por desgracia,
no me puedo dedicar profesionalmente a la escritura en mi tiempo libre escribo.
Ahora que ya he quedado bien y que parezco un escritor de verdad dedicado en
cuerpo y alma a la escritura confesaré que también hago alguna otra cosa como
leer, ver pelis y series, navegar por internet, ver videos de gatos, tomarme
una cerveza con mi mujer o con mis amigos, jugar con mi hija o clavar alfileres
a mi colección de muñecos vudú.
¿Qué le da más miedo?
Que le
pueda pasar algo malo a mi hija. La segunda cosa que me da más miedo es el
Gobierno. La tercera es que haya un pulso electromagnético.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice?
Muchas cosas: el
poder de las religiones, la corrupción, la baja calidad moral de muchos
políticos (muchos pero no todos), el culto a la ignorancia, las pseudociencias,
el esoterismo, el periodismo deportivo, la telebasura, el capitalismo salvaje,
el comportamiento de Europa con los refugiados, los que cobran pensiones
vitalicias y aconsejan que nos jubilemos a los 70 años, los fondos buitre, la
música que triunfa actualmente… y me escandaliza que no escandalice a más
gente.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho?
Ya llevo
una vida no tan creativa. Trabajo de informático para pagar la hipoteca.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Menos del
que debería.
¿Sabe cocinar?
No. Soy muy torpe en
la cocina. Cada intento ha puesto en peligro la integridad física de las
personas cercanas. He desistido ya.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje
inolvidable», ¿a quién elegiría?
George Orwell.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza?
Mañana.
¿Y la más peligrosa?
¿Y la más peligrosa?
Dios.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, pero soy
consciente de que es ilegal.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Creo que la mejor
política es la que intenta procurar el mayor bien para el conjunto de los
ciudadanos. Pero se ve que no todo el mundo piensa así.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Mi gato
Darth o Jordi Hurtado.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No le llego a
Bukowski a la suela de los zapatos en cuanto a vicios, así que no creo que sean
muy interesantes.
¿Y sus virtudes?
Muchísimas, pero yo
destacaría la modestia.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El plato de
aceitunas que yo pensaba que eran rellenas de anchoa y sin hueso.
T. M.