domingo, 11 de junio de 2017

Entrevista capotiana a Lamar Herrin

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Lamar Herrin.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Hace falta decirlo antes de empezar. Truman Capote, famosamente, dijo: “Show me a writer who isn’t neurotic and I’ll show you a typist.” (Enséñame a un escritor que no es neurótico y yo te enseñaré a ti una maquinista.)
¿Prefiere los animales a la gente?
No.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Bastantes. De confianza algunos. Los suficientes y justos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no sean excesivamente egoístas. Que sepan escuchar.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Mis amigos, verdaderamente amigos, no. El resto, rara vez.
¿Es usted una persona sincera?
Sí, y cuando no lo soy sufro por ello.  Mentiras piadosas hay que contar de vez en cuando.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Paseando por el campo, o en algún lugar cerca del agua: un río, una laguna, junto al mar… Con la lectura es de otra manera. Quizás al haber sido profesor durante tantos años no pienso en la lectura como parte de mi tiempo libre. Al contrario, es un tiempo intensamente ocupado.
¿Qué le da más miedo?
La gente que no puede aguantar a otros de distinta condición, pensamiento, etc.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
¿Escandalizarme? A estas alturas, y sabiendo lo que sabemos de la Historia, pocas cosas. Me decepcionan muchas cosas, muchas. 
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? 
Hubiera sido cantante (cuando niño y adolescente), me hubiera gustado también actuar, y hubiera escrito más. Pero mi profesión ha sido la de profesor —así me he ganado la vida— y un profesor de literatura no puede ser un cura. No sé qué es la verdad. Nunca me ocurriría inculcar en mis estudiantes “la verdad”.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Footing, paseos por el bosque y campo, y golf. Mark Twain dijo que jugar 18 hoyos de golf fue “a good walk ruined”.
¿Sabe cocinar?
Vergonzosamente, no
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A nadie. Un artículo en el Reader’s Digest no puede hacer justicia a nadie.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Paz.
¿Y la más peligrosa?
Injusticia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
En mi imaginación, sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En eso no voy a entrar. Es un tema demasiado complicado, más aún siendo ciudadano estadounidense.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
¿No un ser un ser humano?... La naranja, más naranja en el árbol más intensamente verde. Creo que me enamoré de los naranjos, después de España, y más tarde de una española, Amparo, mi esposa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Realizar “Footing” y cuidarme en salud.
¿Y sus virtudes?
La determinación. Ingenuamente es una necesidad la de seguir buscando.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Probablemente un tópico, mi vida, mi mujer e hijos.

T. M.