Soy un fan incondicional de José María Pont, que contestó en su día a la entrevista capotiana de forma genial y al que tuve la feliz ocasión de reseñar su debut narrativo en La Razón, Banderillas negras. Hoy mismo presenta en Barcelona (Casa del Libro, en Rambla Cataluña 37, a las 19.00 h) su segunda obra, también en clave humorística, igual o más divertida que la primera, igual o más corrosiva en su crítica político-social.
La clave en la que se asienta la novela es un resquicio impreciso que se puede leer en el artículo 58 de la Constitución española, que alude a la pareja del rey, pero deja abierto que sea imposible que tal pareja sea homosexual, si bien saldrán otras interpretaciones, que harán del texto una comedia disparatada. Reflejo absoluto de la política actual, con el desafío independentista incluido, Pareja de reyes desarrollará todo el inmenso enredo que la decisión matrimonial del príncipe trae en paralelo a las mezquindades de los partidos políticos que están atentos ante la nueva situación, en aras de aprovecharse de ello en su beneficio.
No quisiera desvelar nada, ni siquiera el delirante inicio monárquico y sórdido, pero no me resisto a citar el nombre de algunos personajes: políticos como Alonso Quijano, presidente del Gobierno y líder de España en Conserva, Hipólito Cercadillo, secretario general de Socialistas Supervivientes, o aquellos ligados a medios de comunicación, como el director del Universal, Pedro J. Diosdado. Asimismo, Moisés Belmonte es el responsable de Nos Metemos, y también está Remigio Zorongo, de Rebaños a la Izquierda, César Colombo, el líder de Izquierda, Derecha o Viceversa, y además hay representantes del clero, la aristocracia y el ejército.
Buena parte del contenido del libro es cómo cada personaje va asimilando las noticias que vienen desde la Casa Real, produciéndose diálogos delirantes entre, por ejemplo, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Herodes Salamero, y Aurelio, el ecónomo, más Emilio Cantabria, presidente del Banco Hipotecario para Toda la Vida, y el general Marcelo Cienfuegos, jefe del Estado Mayor de la Defensa. La política catalana tiene a Pere Raurell como president de la Generalitat de Cataluña, y Heribert Rodríg, del partido republicano Botifarra Catalana.
Exactamente igual a su anterior novela, el tratamiento que da Pont a los personajes siempre es de guasa, de burla continua con respecto a su cargo, de caricatura plena, y absolutamente ninguno se salva, lo que hace que la crítica social sea completa. Destaca en ello lo despiadado de todos los personajes políticos, en cuanto a su egoísmo infinito, rodeados además de las hipocresías y traiciones por doquier. Todos, así, reciben un tratamiento de gente estúpida cuyas ambiciones e intolerancias les ciegan.
Como se puede entender con el nombre de cada partido político, el lector podrá relacionarlos con el PSOE, PP, Ciudadanos, Izquierda Unida y Podemos, de modo que el elemento de actualidad es total pues salen caricaturizados en sus rasgos más definidos. Además, se presenta la monarquía también de manera escandalosa por momentos. Pont ya hizo algo divertidísimo en la anterior novela, confluyendo con la realidad sociopolítica de Cataluña con España con el trasfondo de los toros, y ahora da un paso adelante y aún entronca todavía más con las deficiencias de nuestra democracia y la mediocridad de los políticos, que ahora se están poniendo a prueba de manera extrema precisamente.