viernes, 25 de mayo de 2018

Entrevista capotiana a Edgardo Dobry

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Edgardo Dobry.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Zaragoza, donde nunca estuve.
¿Prefiere los animales a la gente?
Aunque no siempre es fácil distinguirlos, en general prefiero a la gente.
¿Es usted cruel?
Creo que no.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lealtad, inteligencia y que no traigan vino barato cuando vienen a casa.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera?
Creo que sí, hasta donde se puede ser sincero sin caer en la descortesía.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En invierno, escribiendo poemas breves; en verano, poemas largos.
¿Qué le da más miedo?
Los patriotas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El racismo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Seguramente, sería ingeniero, como mi padre y mi hermano.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Voy al gimnasio dos veces por semana; si puedo, tres.
¿Sabe cocinar?
Sí, y me gusta.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
He escrito en muchas ocasiones sobre personajes inolvidables. Se diría que escribo para olvidar.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?

¿Y la más peligrosa?
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy de izquierda, creo en un Estado democrático que cuide de los desfavorecidos: las personas con pocos ingresos, desocupados, ancianos, inmigrantes. En el que la malversación de los recursos públicos sea severamente castigada. Donde se respeten todos los cultos sin imponer ninguno. Si tuviera que resumirlo: exactamente lo contrario de lo que hay hoy en España.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Músico.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Nunca aprendí a hablar por teléfono, y mis amigos me lo reprochan.
¿Y sus virtudes?
Cualquiera sea la circunstancia, siempre afirmo que no soy dogmático.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
“… the ploughman may/ Have heard the splash”: Auden: “Musée des Beaux Arts”.
T. M.