miércoles, 14 de noviembre de 2018

Entrevista capotiana a Marwan


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Marwan.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Supongo que elegiría cualquiera que fuera cómodo y tuviera una guitarra y un cuaderno a mano.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, pero tampoco prefiero a la gente a los animales. A menudo los animales me transmiten cosas más positivas que las personas. Algunos animales son violentos porque está en su naturaleza, pero no poseen crueldad. Los eres humanos sí.
¿Es usted cruel?
Joder, parece que he diseñado la anterior respuesta para contestarte esto. No lo soy en absoluto.
¿Tiene muchos amigos?
La verdad es que sí, soy muy sociable y debido a mis numerosos viajes por la música y la poesía tengo amigos en todos los rincones a los que he ido y conservo muchos de la adolescencia.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La lealtad me parece la única cualidad absolutamente imprescindible. Pero me gusta que sean personas con las que conecte a nivel emocional, divertidas, de las que pueda aprender y en las que pueda confiar. Me encanta hablar con mis amigos, contarles mi vida y lo que voy aprendiendo de la vida y que ellos me iluminen con su forma de entender el mundo. También me gusta la gente implicada, que cuando uno no está bien, te arropa.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No suelen, pero a lo largo de mi vida sí me he decepcionado con unos cuantos. Hay gente que se acaba confundiendo por el camino y alguna puñalada trapera he recibido. Por el motivo que sea, sí me he tenido que desprender de más amigos de los que quisiera, pero tengo la certeza de que fue así porque era lo que yo necesitaba para aprender ciertas cosas.
¿Es usted una persona sincera? 
Casi siempre. Cuando no lo soy, es para protegerme o no dañar, no para aprovecharme de alguien. Es como si una voz me dijera, “mejor no digas nada”. Y no lo digo (risas).
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Con mis amigos, mi chica, mi familia, leyendo, viendo pelis o series, escuchando música, haciendo deporte o tocando la guitarra. Viajar también me encanta.
¿Qué le da más miedo?
Que me olviden. Tanto la gente que me apoya como la gente a la que quiero.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza la absoluta incontinencia verbal que de un tiempo a esta parte recorre el mundo, las redes, los medios, etc. Tiempos raros estos en los que se está tendiendo a censurar todo y. a la vez todo el mundo dice lo que piensa sin pensar lo que dice. Me escandaliza que los corruptos sigan en los despachos y no en la cárcel, que los poderosos tengan más poder que la ley. Me escandaliza que la comunidad internacional no ayude a los palestinos e imponga sanciones a Israel, a pesar de los cientos de resoluciones de la ONU que así lo reclaman. Me escandaliza que no ayudemos a los refugiados y que olvidemos que fuimos ellos no hace mucho. Me escandaliza Trump. Es uno de los símbolos que refleja los tiempos que corren.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Jamás decidí ser escrito o músico. Digamos que fue un mandato interno, no podía hacer otra cosa, era lo que me salía, algo me impulsaba a ello. Antes de dedicarme profesionalmente a las canciones y la poesía estudié INEF, así que sería profesor de Educación Física o preparador físico.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Con lo que acabo de revelar, imagínate si no practicara nada. Ahora voy más al gimnasio, hago elíptica y corro. También juego al pádel, pero no soy tan bueno como Aznar (risas). Antes jugaba al futbol y al voleibol.
¿Sabe cocinar?
Un poco, mucho menos de lo que me gustaría porque me encanta comer, pero no tanto cocinar. Aún así, tengo algunos platos que me salen muy bien, pocos, pero muy ricos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Yo creo que a Sabina, Mandela o a Michael Jackson. Cada uno a su manera es o ha sido inolvidable, aunque alguno tenga sus terribles sombras, ya sabes, pero su vida no deja de ser fascinante.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La palabra “empatía” o quizá la palabra “consideración”, que va más allá de la empatía.
¿Y la más peligrosa?
Guerra, sin duda. Solo deja dolor a su paso.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
A algún profesor del instituto (risas). Es broma. Por suerte, no.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy muy de izquierdas, pero prefiero dividir el mundo entre personas consideradas con el otro y con la naturaleza y personas que no lo son, ya que hay mucha gente que vota a un partido de determinado color y luego en su vida diaria se comporta de un modo muy diferente a lo que dictaría esa ideología. Por eso prefiero definirme como una persona que considera mucho al otro y a la naturaleza. Creo que ahí radica el secreto de ser una persona bondadosa. La bondad y la consideración deberían ser ideologías y no el neoliberalismo, que se basa en competir y en mantener la lucha de clases de toda la vida, agudizándo aún más la desigualdad, si cabe.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Futbolista, lo tengo clarísimo. Me encanta el fútbol y siempre me encantó practicarlo. Sé que puede parecer raro dado a lo que me dedico, pero es así. El resto sería mentir. Dicho esto, me parece un negocio terrible el del fútbol, pero me gustaría ser jugador de fútbol.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El puto móvil. Estoy harto de estar enganchado al móvil.
¿Y sus virtudes?
Creo que soy muy empático, solidario y generoso.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mis padres, mi hermano y mi chica. Y el gol de Iniesta en la final del Mundial, para ahogarme de gozo (risas).
T. M.