sábado, 16 de noviembre de 2019

Entrevista capotiana a Toni Hill


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Toni Hill.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Creo que no existe un lugar del que no haya deseado salir alguna vez. 
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Me gustan mucho, pero hay algo en su naturaleza que también me asusta. 
¿Es usted cruel?
No. Y me he arrepentido mucho de las pocas ocasiones en que lo he sido. 
¿Tiene muchos amigos?
Bastantes, y sigo haciéndolos, lo cual no deja de sorprenderme.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
El sentido del humor, la inteligencia, las ganas de hacer cosas distintas, el atrevimiento. 
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Pocas veces.
¿Es usted una persona sincera? 
Más de lo que me conviene y menos de lo que me gustaría.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Cada vez me gusta más pensar, sin hacer nada más, pero no podría vivir sin libros, películas, charlas, gimnasio, viajes...
¿Qué le da más miedo?
En un plano personal, la dependencia que generan las enfermedades largas; desde una perspectiva más colectiva, la intransigencia y el dogmatismo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza cada día más la impunidad de que goza la mentira: las fake news, las entrevistas inventadas, las posturas políticas que varían sustancialmente según convenga... sin que la gente parezca reaccionar. 
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Supongo que habría seguido siendo profesor (lo fui durante ocho años) o habría desarrollado mi carrera de psicología. Tampoco hubiera sido una tragedia, aunque me cuesta imaginarlo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Voy al gimnasio todos los días (de lunes a viernes) al menos una hora, a veces más. 
¿Sabe cocinar?
Sí, y lo practico aunque cocine para mí solo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Ya que estamos en la entrevista capotiana, te diría que a Marilyn Monroe, aunque es posible que no encontrara nada nuevo que decir de ella. Me gustaría mucho también entrevistar a dos mujeres: Pepa Flores y Nadia Comanecci.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Dos: juventud e ilusión.
¿Y la más peligrosa?
También dos: hastío y prejuicio.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Hace mucho tiempo y me alegro de no haberlo hecho. No habría merecido la pena.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Izquierda plausible. 
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Me habría encantado ser director de cine.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Vicios... el tabaco. Y, aunque he ido mejorando, la impaciencia.
¿Y sus virtudes?
Soy de la anticuada opinión de que las virtudes de uno deben señalarlas los otros, pero me gustaría pensar que tengo dosis razonables de empatía y generosidad.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ahogarse debe de ser terrible y me temo que sólo podría pensar en salir a flote... En el momento final, ¿quién sabe? Tal vez morir sea mucho más intrascendente de lo que nos han inculcado y uno acabe pensando en ese libro que estaba leyendo y del que nunca sabrá el final. 
T. M.