Escritor de culto, maestro de la ciencia ficción, creador de mundos paralelos, tanto mentales como espaciales… Impedimenta ha difundido de manera determinante a Stanislaw Lem y, ahora, emprende esta undécima traducción (a cargo de Abel Murcia y Katarzyna Moloniewicz) de una de sus obras. Son una reunión de textos fechados alrededor de 1980 y divididos en dos secciones, “Provocación”, y “Biblioteca del siglo XXI”, esta segunda también existente en otros tres de sus libros.
De tal modo que, al igual que en los casos de “Vacío perfecto”, “Magnitud imaginaria” y “Golem XIV”, Lem tira de erudición e invención a partes iguales para analizar su tiempo y lo que caracteriza a la humanidad. Por eso leer al narrador polaco puede hacerse desde el divertimento y la crítica ácida a la vez, haciendo posible que asuntos de tan extremada gravedad como el Holocausto adquieren un matiz de fina ironía. Así se observa desde la primera frase del libro: “Alguien dijo que era una suerte que la historia del genocidio la hubiese escrito un alemán porque a otro autor se le habría acusado de germanofobia”. El autor de “Solaris” era estudiante de medicina en tiempos de la ocupación nazi, y decidió entonces naturalizar la fantasía de seres invasores mediante términos de física y química y plantear la angustia de la vulnerabilidad e ignorancia del ser humano.
Lo científico y empírico, mezclado con la creatividad literaria, le llevó a textos en que lo metaliterario tiene una presencia capital, como en esta “Provocación” en que comenta la supuesta obra en dos tomos de un tal Aspernicus, que se propuso “dar un giro a la antropología del mal”, examinando la conducta animal depredadora y la de los guerreros en las batallas. Todo lo cual le lleva a apuntar las formas en que los nacionalsocialistas concibieron sus tropelías sanguinarias, surgidas de una tríada de fuentes: la criminal, la socioeconómica y la nihilista. Una “ética del mal”, como se apunta en ingeniosa paradoja, a la que le sigue otro comentario de imaginación formidable, con respecto a un libro de dos autores, J. Johnson y S. Johnson, que “describe lo que hacen todos los seres humanos en el transcurso de un mismo minuto”.
Este libro infinito y borgeano, que “es, sin duda, verdadero y fantástico, si se considera fantástico, como es mi caso, lo que está más allá de los límites de nuestra capacidad de comprensión”, demuestra la capacidad para el absurdo literario de un Lem en estado de gracia, seriamente humorístico, podríamos decir. Y siempre con ese toque cáustico, en que se va poniendo el acento en cómo la creación y la destrucción son las dos caras de la misma moneda humana.
Publicado en La Razón, 9-VII-2020