lunes, 11 de octubre de 2021

Entrevista capotiana a Arantza Portabales

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Arantza Portabales.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? No seré muy exigente Me sirve cualquier lugar con vistas al mar que esté en Galicia.

¿Prefiere los animales a la gente? No. Por mucha ternura que me inspiren los animales (y esto lo he descubierto a raíz de haber adoptado a mi gato), necesito intercambio intelectual.

¿Es usted cruel? En absoluto. Sobre todo, en la acepción del término que implica crueldad física. Desde otro punto de vista reconozco que a veces soy bastante mordaz.

¿Tiene muchos amigos? Siempre afirmo que aunque se dice que hay que tener pocos amigos y buenos, tengo la suerte de que la vida me haya regalado muchos y excelentes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Mis amigos me escuchan sin juzgarme. No hay mayor regalo.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. Me han decepcionado personas próximas. Los verdaderos amigos llevan a mi lado toda la vida y nunca me decepcionan.

¿Es usted una persona sincera? Demasiado. Siempre digo que la sinceridad está sobrevalorada, pero me cuesta mucho callarme lo que siento. Hasta mi lenguaje corporal me delata. Me gustaría no ser tan transparente.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Elija cualquier verbo y añada “con mis amigos”, o “con mi familia”, o simplemente “con mi pareja”, en función del momento. Opino que lo más importante no es lo qué hacemos si no con quién lo hacemos.

¿Qué le da más miedo? Que le suceda algo a mis hijas. La maternidad me ha enseñado el significado real del miedo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El daño infligido a la gente indefensa. Me escandaliza y encoleriza a partes iguales. Por lo demás, con la edad he aprendido a no juzgar desde la óptica de la moral impuesta, siempre y cuando se respeten los derechos ajenos.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No decidí ser escritora. Simplemente comencé a escribir. No planeé que esto fuese un a forma de vida sino un medio para poder llevar mejor la mía, la otra. De hecho, hoy en día sigo manteniendo mi trabajo como funcionaria. Como acostumbro a decir, hay dos mujeres en mí, que conviven (casi) pacíficamente.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Lo que más me gusta es caminar y el yoga. Y la realidad es que me cuesta encontrar tiempo para ambas cosas. Me cuesta mucho practicar ejercicio, así que solo lo hago cuando tengo mucho tiempo libre. Si estoy estresada, es lo primero que se cae de la lista (con su consiguiente sentimiento de culpa).

¿Sabe cocinar? Sé cocinar y me gusta. Aunque soy una persona impaciente con carácter general, y la cocina es una actividad de tempo lento. En ese sentido es casi un ejercicio de autodisciplina. Pero hay platos que me salen muy bien (según afirman los que los comen).

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Creo que Mafalda. Soy una apasionada de su lucidez atemporal.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Niño.

¿Y la más peligrosa? Ignorancia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Nunca. Y no creo que pudiese, soy bastante cobarde en el sentido convencional de la palabra. Y me he visto ya en alguna situación límite. Creo que salvo que estuviese la vida de mis hijas en juego, no podría.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Cada vez creo menos en las siglas, y más en la defensa de los derechos. Busco políticos que me transmitan inteligencia, capacidad de gestión, y respeto por la diversidad y que tengan la igualdad y el bienestar como meta. Me gustan más las personas que los partidos, los resultados más que las ideas abstractas, el diálogo más que el monólogo árido, y la negociación más que la confrontación. Búsqueme usted uno a mi medida, por favor.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Si quisiera ser otra cosa, sería otra cosa. No sucede así.

¿Cuáles son sus vicios principales? Soy terriblemente testaruda.

¿Y sus virtudes? Soy terriblemente testaruda.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me gusta pensar que me daría tiempo a visualizar todos mis momentos felices. Y créame, tardaría bastante en morir.

T. M.