sábado, 2 de octubre de 2021

Entrevista capotiana a Manuel J. Valdivieso Fontán

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Manuel J. Valdivieso Fontán.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si me viera obligado, creo que elegiría el marco de Jerez, entre Sanlúcar de Barrameda y Rota, una tierra bendecida con todos los dones para la felicidad.

¿Prefiere los animales a la gente? Cuando acaricio a un perro me alegro de estar vivo, escribí en mi primera novela, pero no por ello prefiero los animales a las buenas personas, que son mayoría.

¿Es usted cruel? No, aunque en ocasiones somos crueles sin quererlo.

¿Tiene muchos amigos? Es una de las cosas más valiosas que tengo, los amigos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No las busco, tengo amigos de caracteres y virtudes muy diferentes; con cada uno de ellos surgió la afinidad y el cariño de modo espontáneo. Quizá podría contestar mejor sobre lo que no quiero encontrar en una persona: la conveniencia, la hipocresía y la envidia.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, eso sería trágico, aunque es inevitable haberse llevado alguna decepción.

¿Es usted una persona sincera? Sí, me gusta ir de frente. Detesto a los suavones a quienes no vemos venir. 

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Una buena comida, una buena compañía, un paseo, un libro…

¿Qué le da más miedo? No soy miedoso, si bien tengo mucho respeto al reto que supone para la humanidad la irrupción de la tecnología, que obligará a generar un nuevo modo de organización social. Por ejemplo, se preveía la irrupción masiva de la robótica en torno a 2040, pero la pandemia ha acelerado ese proceso. El avance de la inteligencia artificial es exponencial. Frente a esta revolución técnica, la humanidad ha avanzado muy poco socialmente, y ahí el género humano se juega mucho.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Quizá lo que más me escandalice sea la ignorancia en un tiempo en que se dispone de tantos medios para aprender. El conocimiento y la cultura mejoran a la persona por regla general.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Soy licenciado en derecho y en ciencias empresariales. No me tengo que esforzar mucho para saber lo que hago aparte de ser escritor.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Me apasiona el baloncesto y pasear con mi mujer.

¿Sabe cocinar? No paso de las ensaladas y los filetes a la plancha. Y me encanta comer…

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? En este momento de mi vida, y tras haber dedicado años a comprender la figura de Hernando Colón en el contexto del Renacimiento, elegiría a Julián Besteiro, uno de los personajes con más dignidad de la historia de España.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Lamento no ser original: esperanza, una palabra de hermosa resonancia. Me llena más que hope o espoir, pero reconozco que esta preferencia es arbitraria.

¿Y la más peligrosa? Totalitarismo.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No se me ha pasado por la cabeza.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? El liberalismo parlamentario, lejos de los extremos totalitarios de izquierda y derecha. Pese a las serias dificultades que el siglo XXI está presentando a las democracias occidentales, estoy convencido de que hasta la fecha no se ha inventado ningún modo mejor de organización política que el de las democracias liberales occidentales. Y en un país con una historia tan bañada de encabronamiento como España, muchos necesitan comprender que ser demócrata consiste en aceptar que otro puede pensar que los problemas de la sociedad se solucionan de una forma distinta a la que uno piensa, y que al parlamento se va a hablar y negociar. Me llama la atención que muchas personas se escandalicen por el mero hecho de que el partido al que han votado se siente a negociar con otro de inclinación ideológica diferente. Al parlamento se va a hablar y negociar. Nos iría mejor.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Director de orquesta.

¿Cuáles son sus vicios principales? El principal, ser demasiado exigente con los demás. Eso me hace perder empatía en ocasiones.

¿Y sus virtudes? La perseverancia para conseguir las metas que me pongo.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? La de mis seres queridos, porque de la muerte es lo que más temo: la despedida.

T. M.