jueves, 11 de noviembre de 2021

Entrevista capotiana a Rafael Ángel Herra

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rafael Ángel Herra.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Hago trampa ampliando la pregunta. Hace muchos años habría elegido Berlín. Después me habría quedado en alguna ciudad histórica italiana, española o en el sur de Francia. Hoy soy modesto y acepto quedarme en mi casa (eso sí con jardín, libros, papel y pluma).

¿Prefiere los animales a la gente? Depende desde qué perspectiva: la gente no siempre es previsible; los animales sí lo son, y no muerden sin motivo.

¿Es usted cruel? La crueldad consiste en gozar el dolor provocado en otra persona. Este placer puede ser real o imaginario. Me hice la pregunta cuando    escribí sobre autoengaño e incluso antes en un libro sobre violencia y agresión. Puedo decirlo: no siento placer con el mal ajeno.

¿Tiene muchos amigos? Tengo muchos y buenos amigos; cercanos, no tantos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos?  Transparencia, que no tengan doble cara. Tampoco me gusta que experimentemos conflictos de lealtad. La amistad exige paciencia.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Cuando me ocurrió, decidí que fue culpa mía: esperé demasiado. La amistad hay que cultivarla como a una planta, nada más; y que ella misma decida si florece o no. La amistad exige paciencia.

¿Es usted una persona sincera?  Sé que hay teorías para las cuales ser sincero es casi imposible, empezando con uno mismo, porque todas las relaciones están marcadas por miríadas de intereses, angustias, obligaciones, sospechas, bienes, sentido de oportunidad, y al mismo tiempo por el altruismo, los afectos y la transparencia. En mi caso me esfuerzo por ser sincero, pues creo que eso fortalece las fuerzas que pugnan por mejorar la fauna humana. De otra manera triunfa el odio. 

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gustan varias actividades: caminar al aire libre, estar con personas gratificantes, cocinar y ver cine ocasionalmente, y leer.  En el acto de leer, tiempo libre y trabajo son uno y lo mismo. 

¿Qué le da más miedo? En lo personal, temo fallar en mis deberes y proyectos; en las relaciones con otras personas, le temo al odio sin motivo; en lo social, me horroriza el desastre al que se aproxima la humanidad. Sospecho que en el mundo vivo el ser humano es la única especie suicida.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Desde que leí a los trágicos griegos, que expusieron los peores conflictos del ser humano observando a sus contemporáneos, pocas cosas me escandalizan, aunque sí me indigna sobre todo la injusticia.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me habría gustado dedicarme a alguna actividad relacionada con la naturaleza.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico?   Gimnasia y senderismo.

¿Sabe cocinar? , me gusta mucho, aunque solo lo hago ocasionalmente, en especial cocina mediterránea.

Si el Readers Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?  Me juntaría a jugar en un tiempo imposible con mi hija de tres años y mi abuela, cuando yo era pequeño.  

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?  El neologismo italiano nostalgiogia, que funde el placer del pasado con el entusiasmo de cambiar el mundo.

¿Y la más peligrosa? [Siempre tengo] la razón.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Nunca he querido matar nadie, aunque sí me he imaginado la muerte de otros.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Sin emplear las palabras izquierda y derecha, que están demasiado contaminadas, pienso que el estado debe garantizar los derechos humanos y redistribuir con sus prestaciones la riqueza producida por el conjunto de la sociedad. El mejor proyecto político parece ser el que busca un balance entre lo público y lo privado: no en vano el siglo XX ha conocido el fracaso tanto del neoliberalismo como del centralismo autoritario en la economía.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me gustaría ser mago de los buenos.

¿Cuáles son sus vicios principales? Aunque he visto cómo azota la humana bestia, confío demasiado en mis congéneres.

¿Y sus virtudes?  Confiar en la bestia humana, a pesar de todo.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me dolerían el tiempo muerto y las ilusiones fallidas, los textos no escritos, los amores perdidos, las delicias que no comí, lo que no hice y quería hacer. No me arrepentiré de no haber odiado.

T. M.