domingo, 13 de marzo de 2022

Entrevista capotiana a Francisco López Serrano

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francisco López Serrano.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Cualquier lugar fuera del espacio y del tiempo.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero algunos animales a la mayoría de la gente.

¿Es usted cruel? A veces, muy a mi pesar, con quienes amo.

¿Tiene muchos amigos? Cada vez menos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Sentido del humor y mucha condescendencia.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Mis amigos nunca me decepcionan porque nunca espero de ellos más de lo que me pueden dar.

¿Es usted una persona sincera? Hoy sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Sin preocupaciones.

¿Qué le da más miedo? Yo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Los políticos, aunque no mucho.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Cultivar mi huerto o mi arsenal.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Un trotecillo picado y medroso, como Rocinante.

¿Sabe cocinar? Sí, la merluza a la sidra me sale de muerte.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Carlos de Beistegui, un olvidado inolvidable.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Toma.

¿Y la más peligrosa? Dame.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Continuamente, el asesinato y el suicidio son provechosos como idea y comprometidos como acto.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Libertario, pero no libertarista como la Ayuso.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un volcán.

¿Cuáles son sus vicios principales? Una perezosa lujuria y una lujuriosa pereza.

¿Y sus virtudes? Las justas (el castellano permite esta anfibología).

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? ¿Un flotador? ¿Una guadaña?

T. M.