lunes, 11 de abril de 2022

Entrevista capotiana a Antonio Parra Sanz

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Antonio Parra Sanz.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Pues teniendo en cuenta que siempre había soñado con el mar cuando vivía en Madrid, y desde hace ya un cuarto de siglo tengo la suerte de disfrutarlo, me quedaría en Cartagena, aunque tratando de acercarme a ese mar todavía más: una pequeña casita frente a él, por ejemplo, completaría el cuadro, pero eso sí, bien comunicada para seguir recibiendo libros.

¿Prefiere los animales a la gente? Hay ocasiones en las que me he hecho mucho más amigo de mi perro que de otras personas, como decía Lord Byron, porque la gente se gana a pulso el abandono. Pero luego regresa el optimismo, y uno se da cuenta de que hay muchas personas lo suficientemente buenas o interesantes como para que merezca la pena acercarse a ellas.

¿Es usted cruel? Yo diría que no, intencionadamente al menos. Procuro no ir haciendo el mal por ahí, eso tampoco me convierte en un mártir que ponga la otra mejilla, a veces llega alguien retorcido con el mal por bandera, y no está de más ponerle en su sitio, aunque sea con una pizca de crueldad, más que nada para que no repita.

¿Tiene muchos amigos? No sé si son muchos, pero quiero pensar que son buenos, obviamente no se puede gustar a todo el mundo, y a veces uno se genera enemigos incluso sin querer, pero al menos puedo estar tranquilo al contar con ese puñado de personas que sabes que no te decepcionarán.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? A ser posible grandes dosis de sinceridad, especialmente para lo negativo, creo que no hay nada más importante que el hecho de que un amigo te advierta de que has hecho algo mal, o de que estás perdiendo el norte, eso le da el verdadero valor, porque ser amigo para lo bueno es extremadamente sencillo, lo difícil llega cuando hay que advertir sobre un defecto, o un error. Yo tengo a varios ya advertidos para que me den una buena bofetada si alguna vez ven que dejo de ser yo o pierdo el contacto con la realidad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Quien no se haya llevado alguna decepción con un amigo mentiría, va en la naturaleza del ser humano, pero luego hay decepciones de distinto calibre, algunas disculpables, otras no, y esas ya sabemos cómo terminan. De todas formas uno siempre se repone, y hace nuevos amigos, si no fuera así, triste sería nuestro panorama.

¿Es usted una persona sincera? Procuro serlo, sí, y eso a veces me acarrea más de un problema, pero no soporto la hipocresía, prefiero antes a una persona con la que tenga que chocar, pero que venga de frente, que otra de esas sinuosas, que no sabes por qué lado te va a asestar la cuchillada. Así que intento yo mismo no practicar la hipocresía y ser todo lo coherente que pueda en mis acciones.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, por encima de todo, pero también con el cine, o disfrutando con los míos de una buena comida, una buena reunión, una buena tertulia, y al llegar a casa otro buen rato de lectura.

¿Qué le da más miedo? La muerte. Lo siento pero no puedo con ella, no sé si será por falta de fe o por egoísmo, pero no quiero salir de este mundo, aunque sé que aquí nadie se queda, pero amo tanto la vida y lo que tengo que sólo pensar en perderlo me provoca pánico. Pienso que me queda tanto por leer, por hacer, por disfrutar, que necesitaría una buena prórroga vital. Pero veo que peco de egoísta, me aterra también que le pase algo a los míos y no poder evitarlo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La mentira y la manipulación me asquean, en el ámbito que sea, pero sobre todo en lo público, sigo sin admitir que un servidor público mienta y se aproveche de su cargo, porque con ello lo que hace es engañar al pueblo, a sus conciudadanos, a los que le han puesto ahí, por lo tanto no hay mayor grado de hipocresía y mendacidad.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Pues la verdad es que no lo sé, y eso que durante mi vida he ocupado numerosos trabajos (oficinista, camarero, aprendiz de periodista, etc.). Pero al final no me vería sin hacer nada creativo, le diría que de no haber escrito, hubiera querido ser músico, pintor o director de cine, pero como ve, todo vinculado a la creatividad.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Menos del que quisiera y menos del que debería, y que no me escuche mi cardiólogo. Nunca me ha gustado correr, ni tampoco el gimnasio, soy más de deportes colectivos, porque lo que enriquece es el contacto con la gente, pero el fútbol hace tiempo que no es más que un recuerdo, así que ahora juego al pádel, o lo intento, con resultados dispares hasta que termina el partido, luego ya viene lo mejor, el rato de la cerveza y la expansión con los compañeros.

¿Sabe cocinar? Muy poco, tuve una época en la que hacía algún pinito que otro, pero he perdido la poca mano que tenía, eso sí, era un cocinillas algo extraño, incapaz de freír un huevo pero capaz de bordar un buen solomillo al cabrales, por ejemplo. Así que cambié de bando y me hice gourmet, que es mucho más cómodo y delicioso, pero eso sí, siempre soy agradecido con quien me pone un plato de comida en la mesa.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Habría múltiples opciones, pero así de pronto le diría que a Miguel Hernández, siempre me ha provocado mucha curiosidad la lucha que debió de mantener de joven para alejarse de un padre autoritario y de su destino de cabrero para alcanzar la poesía. Y luego cómo esa vinculación con la literatura condicionó su vida hasta el punto de entregarla a cambio de no renunciar a sus principios.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Me gustaría decir PAZ, pero tal y como están las cosas creo que AMOR es la que más nos tendría que unir, y no únicamente en lo romántico, sino como expresión de la bondad y del respeto a los demás, amar a la gente significa no provocar el mal, dejar que cada uno viva como mejor le parezca sin perjudicar a nadie. Cuando entendamos que esa es la vertiente más completa y pública del amor, tal vez logremos enderezar un poco este mundo.

¿Y la más peligrosa? Muy fácil, se llevan la palma ODIO e INTRANSIGENCIA, una por todo lo contrario a lo que le decía en la respuesta anterior, porque causar el mal no puede provocar nada bueno a nadie, ni siquiera al que lo causa, cuyo beneficio será ruin y falso. Y en cuanto a la segunda, es un generador de maldades brutal, y está a la mano de cualquiera, lo cual convierte la palabra en algo todavía más peligroso.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, que yo pueda recordar, me temo que no he pasado de desear en alguna ocasión arrearle un par de guantazos a alguien, pero de ahí a algo mayor, no. Tal vez sea porque me desahogo escribiendo novela negra, y ahí sí que mato a diestro y siniestro, lo cual es muy reconfortante, hacerlo en el papel, me refiero, porque de paso te puedes tomar pequeñas venganzas con ese alguien al que desearías arrearle algún trompazo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? ¿Me creería si le dijera que hace unos cuantos años que me desmarqué de la política? Hoy me gustaría afiliarme al “cordurismo”, si existiera algún partido que hiciera de la cordura y la razón sus puntos fuertes, algo que echo mucho en falta en el panorama actual. En cualquier caso, siempre estaré más cerca de la izquierda (al menos de la que yo conocía) y de las formaciones que lleven por delante tres pilares: respeto, progresismo y solidaridad.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Como le decía antes, sin abandonar la creatividad, director de cine. Sigo soñando con alcanzar uno de esos premios multimillonarios para tener dinero suficiente como para hacer mis propias películas sin depender de producción externa. Seguramente será porque así también se cuentan historias, así que de una forma u otra, no logro alejarme de la literatura.

¿Cuáles son sus vicios principales? Una vez que dejé el tabaco hace ya unos cuantos años (aunque todavía hay ocasiones en las que me apetece fumar), me refugié en vicios más sanos, como la cerveza, el jamón, el café (no sé vivir sin él), un buen arroz, del tipo que sea, una buena serie o película, y leer, desde luego mi vicio principal es la lectura, y si es novela negra todavía mejor.

¿Y sus virtudes? Uf, a esta pregunta sí que no me gusta responder, creo que es pretencioso que uno mismo se elogie, y que deberían ser los demás quienes mejor respondieran, pero bueno, una de la que sí me enorgullezco, si es que es una virtud, es la discreción, quien me ha confiado algún secreto lo sabe. Y que soy un trabajador por encima de todo, eso también, y tendente al perfeccionismo, aunque eso quizá ya sea más defecto que virtud.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Fuera de pedir ayuda o querer un flotador, imagino que algunos momentos con mis padres y hermana, la noche que mi mujer y yo nos conocimos o el día que nació mi hijo, quizá también los momentos en que llega a mis manos un libro nuevo, o un café tomado con un libro en el Café Oriente, de Madrid. Qué sé yo, quién podría controlar con qué tipo de imágenes se quedaría en ese momento… Quizá sea mejor regresar a la idea del flotador.

T. M.