miércoles, 25 de mayo de 2022

Entrevista capotiana a Julia Gutiérrez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Julia Gutiérrez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si me planteas la pregunta así, la idea me produce agobio, más aún después de haberlo experimentado durante el confinamiento. Me gusta viajar, moverme y sentir la libertad de poder hacerlo, incluso si luego no lo hago. Mi pasión por Sevilla es algo más que notorio. Forma parte de mí y yo de ella. No sé si algún día viviré allí, al menos por un tiempo. Pero aun eligiéndola como epicentro, me gustaría vivir una temporada en Nueva York, otra en Londres, otra en Roma, otra en Argentina… con sus particularidades positivas y negativas. Después de todo, cualquier lugar las tiene. Yo me siento y me desenvuelvo bien en la ciudad a pesar de que provengo de un pueblo al que voy con bastante frecuencia. Es un pueblo de entre 7.000 y 8.000 habitantes. Eso te ofrece cercanía, pero también falta de intimidad –como en todos los pueblos-. Es un pueblo que va creciendo, que tiene mucho potencial, pero, en mi opinión, aún está en proceso de avanzar en muchos sentidos. Allí está mi infancia y mi adolescencia y muchas cosas importantes para mí, familia, amistades, mi casa –no la casa de mi madre, mi casa-. Sin embargo, la ciudad me ofrece una gama de posibilidades más amplia, entre ellos de identidad/es y desarrollo en todos los sentidos. La cultura, otros tipos de ciudadanía, el ámbito laboral. Yo me muevo en esferas diferentes dentro de la ciudad y con personas diferentes. Igualmente te digo que ni esta ciudad, Huelva –que es pequeña y a la que yo llamaba de niña “el pueblo grande”- es la misma que hace veinte años cuando me vine que ahora, ni yo tampoco. Por suerte en los dos casos.

¿Prefiere los animales a la gente? No. Rotundamente no. El animal que me gusta es el caballo. Y supongo que no te refieres a eso con esta pregunta. Suele entenderse como animales domésticos. Yo tengo una fobia a los perros desde pequeña, no me gustan los gatos y tengo serios problemas con el comportamiento de una gran parte de personas con animales que son incívicos, sobre todo, al dar por hecho que a todo el mundo les gusta y llevarlos sueltos o con la correa elástica y dejar que se te echen encima. Hay personas que van con tres perros atados y ocupan toda la acera. Aparte de por mi fobia, soy yo quien tiene que bajarse porque no hacen ni el gesto de dejar paso. Hay personas, aunque no lo creas, que no les gustan los animales. ¿Y qué?. Personas con alergias a ellos. No me gustan las frases hechas sobre la gente a la que le gusta los animales como seres superiores. Me parece una falacia total y absoluta.

¿Es usted cruel? No. La crueldad es el regodeo en el daño y yo eso lo detesto. Prefiero hacer lo imposible por hacer el mínimo daño, llegado el caso. Y, si procede, llegar a una cordialidad al menos. Pero sí te diré, que puedo llegar a ser muy irónica y muy letal con la ironía y el sarcasmo si me ponen entre la espada y la pared, algo difícilmente frecuente, pero que algunas veces ha sucedido. A estas alturas de mi vida estoy por no callar lo que no me corresponde, al menos no tanto como antes. Trato de hacerlo siempre desde el respeto.

¿Tiene muchos amigos? Conozco a mucha gente. Amigos tengo un puñado de mi total confianza. Me siento afortunada en eso. Además, siempre he tenido mucha intuición para las personas, no suelo equivocarme.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? El sentido del humor, la sinceridad, el no juicio, el diálogo que se produce incluso si no hablas. La amistad es algo que surge y que hay que cuidar. Y eso se hace respetando y disfrutando de las diferencias y de las cosas en común. Pero hay un amistrónomo que no falla. A pesar de las distancias físicas o de que pase tiempo sin vernos, cuando ves a ese amigo o amiga y todo es como si nos viéramos a diario, eso es amistad. No por la palabrería sino por la conexión.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No. Algún caso ha habido pero, en general, no. Yo no pido tampoco una correspondencia de nivel de afecto, así que lo pongo fácil. Eso sí, daños, traiciones, engaños… están fuera de lo que yo considero amistad.

¿Es usted una persona sincera? Sí, con matices. Creo que todo el mundo ha dicho alguna vez una mentira piadosa. Yo también. Pocas veces porque soy amiga de la verdad. Los hechos y las opiniones no se deben ocultar, sobre todo a quienes te importa. Por otra parte, no he sido sincera con personas que sabía que no lo estaban siendo conmigo, por aquello que te decía de la intuición o porque ya yo conocía la mentira.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me encanta el cine, leer, quedar con amistades, estar al día con la tecnología, viajar, escribir, pasar tiempo con mis sobrinos. El problema es que no tengo tiempo libre desde hace un tiempo y disfruto de esas cosas en pequeñas dosis, excepto ver pelis, series o documentales que todas las noches veo alguna.

¿Qué le da más miedo? El dolor físico, en mi caso. Y el sufrimiento, el de las personas que quiero. Y también la ignorancia y el poder que la usa como aliada. En el caso del poder más que miedo, la palabra sería otra.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Pocas cosas, creo. Las injusticias, la manipulación, la falta de empatía.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No estoy muy segura de haberlo decidido y no llevo una vida creativa al uso si se entiende como únicamente eso. Lo lúdico también ha estado y está presente en mi vida. Aparte de escribir, en mi vida he hecho más cosas creativas en ámbitos diferentes. Casi todas tienen que ver con la palabra y la voz. Durante más de media vida, también he cantado, soy letrista y algunas cosas más. Lo mío es hacer todas a la vez, así ha sido siempre. Creo que tocaría la guitarra flamenca, o lo intentaría –es algo que aún no he podido hacer, aunque tengo mi guitarra-, y seguramente estaría haciendo cosas parecidas a las que he hecho o hago ahora.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Practicaba. Fútbol sala femenino, vóley y tenis. Hasta que llegó la lesión de la rodilla y decidí no pasar por el quirófano. Luego, la vida se ha encargado de ponerse sedentaria por mis ocupaciones. Ahora hago Pilates, bici estática y marcha. Las dos últimas en primavera y verano. Con el frío me da pereza. Pero estoy trabajando en ponerme más en forma y en adoptar hábitos más saludables.

¿Sabe cocinar? No me apasiona. Me encanta la cocina de mi madre que es igual que la de mi abuela y la de mi padre. Me encantaría aprender, pero solo las cosas que me gustan. Digamos que me las apaño y las recetas que hago me salen de diez. Prefiero los tapes de mi madre y más comer con ella cuando voy al pueblo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Si hablamos de personaje, Sethe de la novela Beloved de Toni Morrison. Si hablamos de persona, Toni Morrison, primera afroamericana Nobel de Literatura desde 1993 y aún la única.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amor. Es el motor de todo.

¿Y la más peligrosa? Odio. Y también amor.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. No más allá de un momento de esos que dices cualquier cosa que se te pase por la cabeza. Pero sé que sería capaz de matar.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? No existen. Evidentemente tengo una pero no la veo en la realidad. Lo que veo me parece un circo mediático que no dice ni hace en beneficio de la ciudadanía, de la sociedad que los ha votado y para quienes deberían trabajar. Solo ponen paños calientes donde va saltando la liebre para que no cambia el statu quo, el que privilegia a un 1% al que pertenece la clase política. Demasiada corrupción. Sin duda mi tendencia política es una en la que las mujeres formen parte del todo realmente, tengan opciones de ir en una lista para presentarse a la presidencia del país, donde no se las utilice para ponerlas en una foto representando equidad. Sin duda, una que sepa de lo que habla cuando habla de feminismo, que no lo utilicen, sino que lo usen y lo practiquen. Una política integradora, que no segregue, que no esté sujeta al patronazgo de multinacionales a los que luego hay que pagarles la factura en un ciclo vicioso que nos ha traído hasta donde estamos. Una que recupere la memoria histórica, que no es solo los asesinatos de la Guerra Civil, que rellene los huecos de la historia con nuestro pasado real y no siga mintiendo y perpetuando mitos y estereotipos. Una que en lugar de continuar aumentando cada vez más la fractura que parte en dos este país, trabaje para suturar las heridas. ¿Esa existe?. Desde luego sé cuáles no son mis tendencias políticas.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Para ser otra cosa, tendría que haber sido otra cosa. Creo que sería lo mismo pero mejor, con algunas decisiones, no mejor tomadas, sino más a tiempo.

¿Cuáles son sus vicios principales? A veces me gusta procrastinar. Vicio, el tabaco y estoy en vía de ponerle fin.

¿Y sus virtudes? Entre virtudes y defectos no lo tengo muy claro. Pero hay una de la que estoy totalmente segura. Soy Amiga, así con mayúsculas. El sentido del humor, también. Y luego, según para quien será una virtud o un defecto, soy optimista, trato de buscar el lado más positivo de las cosas porque es necesario seguir adelante. Se puede hacer un alto y derrumbarse incluso, pero hay que continuar. Eso no significa que vea la vida de rosa o que no reconozca las cosas negativas que nos rodea. Me gusta la alegría y trato de mantenerla.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Primero, salir a flote. Instinto de supervivencia. Segundo, mi familia.

T. M.