En edición de Ana Inés Larre Borges y Alicia Torres nos llega este testimonio juvenil de Idea Vilariño en forma de un diario que abarca los años 1937-1945, entre sus dieciséis y sus veinticinco. Se trata, por tanto, del periodo de su formación intelectual, su formación académica, su despertar amoroso y la angustia por perder a sus padres muy pronto. Esto último debió de afectarle especialmente, a efectos del diario que nos concierne, pues el 31 de agosto de 1940 escribía: “Mamá murió el 16 de este mes”. Desde ese momento no añadirá nada a lo largo de un año, y se aprecia, al retomarlo, que ha dado un salto de madurez y consciencia de su ser y de su estar en el mundo, como persona y como inminente escritora.
De hecho, el año con el que se cierra el diario verá la publicación de su primer libro de poesía, “La suplicante”. De algún modo, el diario podía hacerle rememorar demasiados periodos de incertidumbres y zozobras, tal vez de arrepentimiento, pues al parecer, Vilariño quemó algunas hojas, aunque acabó transcribiendo, en 1987, las diecisiete libretas que había llenado en su primera juventud. Ahí había anotaciones sobre una enfermedad cutánea que la llevó a ser ingresada en Buenos Aires; también está el desasosiego por sufrir carencias económicas y, sobre todo, sus vínculos sentimentales, contradictorios, reflexivos, ardientes.
En primer lugar, con un hombre que se acabó casando con una de sus amigas más cercanas, el filósofo Manuel Claps, y que tiene su reflejo en el diario a partir de las cartas que se intercambiaron. Pero, también, con el poeta Emilio Oribe, casado con una mujer próxima a la propia Vilariño y mucho mayor que ella. Justamente, dicho romance será clave para la autora, ya que Oribe la ayudó en su tarea poética; es más, el diario constituye una suerte de laboratorio creativo en el que esbozar poemas, algunos de los cuales permanecieron inéditos durante décadas, así como para conocer la educación musical (tocaba el violín) y literaria, con lecturas de clásicos franceses sobre todo, de la autora uruguaya, ya convertida en mito.
Publicado en La Razón, 9-XII-2023