jueves, 25 de abril de 2024

Entrevista capotiana a Rafael Muñoz Zayas

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rafael Muñoz Zayas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Seguramente mi casa, contiene todo lo que necesito.

¿Prefiere los animales a la gente? No necesariamente.

¿Es usted cruel? Supongo que tengo momentos en los que actúo con cierta crueldad, pero no son una constante ni un rasgo definitorio de mi carácter.

¿Tiene muchos amigos? No, muy pocos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Algo parecido al amor, pero más templado y no sé si más duradero.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, normalmente soy más de decepcionar que de ser decepcionado.

¿Es usted una persona sincera? Sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Divagando, pasando de libro a libro, escribiendo un poco, viendo películas y estando con las personas que quiero.

¿Qué le da más miedo? La condición humana.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La cobardía de los violentos que atacan a los débiles, la ostentación de los que ejercen el poder, la falta de empatía entre seres humanos.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Mi condición de escritor es muy reducida. Me dedicaría a la vida contemplativa o a algún trabajo manual.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Si pasear es un tipo de ejercicio físico, sí.

¿Sabe cocinar? Cocinar es uno de los grandes placeres de la vida, me entretiene y me ayuda a pensar.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Les propondría escribir sobre Gabriel Bagradian.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Libertad.

¿Y la más peligrosa? Dogma.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí. Simenon decía que todo hombre puede llegar, en las circunstancias adecuadas, convertirse en un asesino. También hay que tener voluntad y, sobre todo, no tener nada que perder.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy más bien un librepensador con tendencias socialdemócratas, aunque la política, por su falta de altura ética e intelectual, me decepciona mucho.  Es posible que sea un idealista, en más de un sentido.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un ángel de cobre de la catedral de Berlín.

¿Cuáles son sus vicios principales? Vicios menores y cada vez más reducidos: café, alcohol, tabaco.

¿Y sus virtudes? La constancia.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Espero que solo me lleguen imágenes felices.

T. M.