En nuestros días, los libros sobre la actualidad catastrófica y los vaticinios que nos llevan a pensar que un fin distópico se suceden sin parar. Así, lo apocalíptico ha empapado el ámbito de la geopolítica por más que, como diría Steven Pinker, estamos en una sociedad con el menor número de conflictos bélicos. Amin Maalouf ha ido analizando este escenario geopolítico con particular lucidez y ahora dice, en el “El laberinto de los extraviados” (traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego) que “la humanidad pasa hoy por uno de los períodos más peligrosos de su historia”.
Semejante negatividad se asienta en que lo que está pasando carece de precedentes y viene de enfrentamientos anteriores entre Occidente y sus adversarios. Así, analiza tres casos significativos: el Japón imperial, la Rusia soviética y China. Asumiendo que estamos en pleno declive de Occidente, y que aún es preponderante el dominio de los Estados Unidos, el autor libanés afirma que vivimos una quiebra política y moral, y que en general todos los países se hallan en una suerte de laberinto en el que andan perdidos.
Con todo, destaca los éxitos que las sociedades de tradición confuciana han alcanzado, en lo económico y educativo, y cree que es perniciosa la sociedad monoteísta al considerar el malsano nexo que se ha establecido entre la religión y una palabra tan de moda como identidad. En los países de Asia oriental dicha identidad no se basaría en la fe, de ahí que examine el terreno chino en busca de inspiración para Occidente. Asimismo, el libro conecta con la actualidad al aportar un epílogo en que reflexiona sobre cómo en 2022 Rusia invadió Ucrania y el modo en que se reunieron Vladimir Putin y Xi Jinping en pos de trazar un posible nuevo orden mundial que instaurar.