sábado, 21 de septiembre de 2024

Entrevista capotiana a David Trijueque

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de David Trijueque.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Rehabilitaría la casona de la Herrería de los Morencos, junto al río Hoz Seca, en pleno Alto Tajo, uno de los parajes más idílicos y recónditos que conozco y por el que necesito perderme de vez en cuando.

¿Prefiere los animales a la gente? No. A pesar de que a buen seguro todos conocemos a alguna persona cuyos instintos son peores a los animales, y a pesar de que la lealtad de los canes para con sus amos es cosa probada, no los cambio por las cosas tan maravillosas que el ser humano es capaz de realizar cuando prefiere el Bien al Mal.

¿Es usted cruel? No, aunque a veces es cierto que algunas personas nos empeñamos en flagelarnos a nosotros mismos en determinadas circunstancias de la vida.

¿Tiene muchos amigos? Exactamente los que la vida ha ido poniendo en mi camino y los que la vida ha ido manteniendo.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Sinceridad, ante todo.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Cuando han tenido que acompañarme en los momentos importantes de mi vida, siempre han estado ahí.

¿Es usted una persona sincera? Es una de las cualidades que me parecen clave para construir las relaciones humanas. Siendo sincero con uno mismo, actuando conforme a los dictados de tu conciencia, de tu “yo” más profundo, entiendo que lo demás viene por añadidura.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Disfrutando de la naturaleza y de la literatura.

¿Qué le da más miedo? El que les ocurra algo a mis hijos y verme privado de la capacidad de desplazarme por mí mismo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La forma en que la mentira y el culto a lo ridículo se ha instalado en nuestra sociedad.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? De por sí soy una persona con muchas inquietudes, la escritura es una más. A nivel deportivo, he competido en varias disciplinas: baloncesto, fútbol, ciclismo, triatlón… Soy aficionado a la Botánica y la Paleontología, toco el laúd en un grupo de música folk, soy apicultor, tengo un huerto ecológico, practico de forma asidua la pesca y el montañismo…

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Actualmente, y de forma diaria, carrera a pie y natación. De forma más ocasional de lo que me gustaría, senderismo por la montaña.

¿Sabe cocinar? Sí, es algo que de pequeño siempre me ha gustado y que además me relaja. De hecho, algunas veces que estoy muy estresado o cansado a nivel intelectual encerrarme en la cocina me sirve para descansar.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Bernardo del Carpio, singular personaje que vivió entre finales del siglo VIII y comienzos del IX, y con el que creo que siempre estará en deuda la historia de España. A juzgar por las crónicas de los clérigos Lucas de Tuy (alias el Tudense) y Rodrigo Jiménez de Rada (alias el Toledano), Bernardo del Carpio fue un guerrero extraordinario; hasta el punto de que se decía que ningún soldado podía igualarle en fuerza, decisión y vigor.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Sin lugar a duda, el amor. Un “te quiero”.

¿Y la más peligrosa? El odio.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Dios me libre.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Las que lleven la honestidad por bandera, que uno anda ya muy desengañado del tema. Como eso es imposible, y para no parecer un político eludiendo una pregunta, las que abogan por dar herramientas suficientes al individuo para que se desarrolle libremente y saque lo mejor de sí mismo.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Lo que soy, no tengo ninguna inquietud a ese respecto.

¿Cuáles son sus vicios principales? El exceso de responsabilidad.

¿Y sus virtudes? La constancia.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Sin duda, la imagen de mis dos hijos en brazos cuando eran pequeños.

T. M.