jueves, 19 de septiembre de 2024

Entrevista capotiana a Susana Diez de la Cortina Montemayor

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Susana Diez de la Cortina Montemayor.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Córdoba, donde ahora vivo, o Santiago de Compostela.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero la gente que ama a los animales.

¿Es usted cruel? No lo soy, pero me siento cruel cuando siego las malas hierbas y con ellas caen las margaritas. Odio la cruel arbitrariedad de los daños colaterales.
¿Tiene muchos amigos? La verdad es que sí. Tantos como afecto para darles.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Confianza, respeto.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, pero a veces me fastidia en las personas la falta de energía o la pereza.

¿Es usted una persona sincera? Absolutamente, por desgracia.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Para mí no existe el tiempo libre, todo mi tiempo lo tengo ocupado en vivir, y en soñar.

¿Qué le da más miedo? El poder.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El ansia de dominación.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No puedo imaginármelo, ya que no fue una decisión ni una elección, sino algo consustancial en mí. Pero habría disfrutado siendo jardinera, o costurera.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, siempre. Trato de ir andando a los sitios. Camino por el monte cuanto puedo, practico yoga, cuido el jardín, y además las tareas domésticas constituyen un buen ejercicio a diario.

¿Sabe cocinar? Me gusta cocinar. Aprovecho los alimentos como algo sagrado, me horroriza desperdiciar la comida.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Si fuera un personaje literario, Dimitri Karamazov.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Paz. Y también infancia, claro.

¿Y la más peligrosa? Control.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Jamás.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Me abstengo de la política porque me espanta el poder. Evito el lastre de las ideologías, me gusta andar ligera de creencias. Pero sí me considero persona de principios, y para mí el principio más alto es la libertad.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Cantante.

¿Cuáles son sus vicios principales? El orgullo. Y decir lo que pienso, aunque moleste, lo que a veces puede tomarse por irrespetuosa altanería.

¿Y sus virtudes? Generosidad para compartir la alegría. Tolerancia.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Una mano tendida.

T. M.