En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de José Federico Barcelona.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Posiblemente elegiría la Isla de Utopía, aquel viejo
lugar descrito por Tomás Moro que tantos han tratado de alcanzar sin éxito.
¿Prefiere los animales a la gente? No puedo
contestar con una afirmación absoluta. Hay gente a la que nunca preferiría
frente a determinados animales, y animales que nunca desearía tener cerca de mí
por más que estuviera rodeado de personas indeseables. Pero como la pregunta
encierra varias capas, atendiendo a la más universal diría que prefiero a la
gente.
¿Es usted cruel? No, que yo sepa.
Pero la crueldad, como la humanidad, la piedad, etc., son naturalezas que deben
de ser juzgadas por los demás antes que por uno mismo.
¿Tiene muchos amigos? Sí... en distintos
estratos o niveles de amistad. El nivel de amistad más cercano a mí no lo
habitan más de 5 0 6 personas (incluida aquella con la que convivo).
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Son parcialmente diferentes,
lógicamente, según los vínculos que nos unen. Pero haya una idea general de
amistad que está elaborada con materiales (ideas, sentimientos, emociones,
empatías, comportamientos...) básicos de buena humanidad compartidos. No son
difíciles de localizar en ejemplos de personas concretas, incluso en declaraciones
universales que debieran guiarnos. Me dan igual sus gustos y capacidades
deportivas, musicales, literarias, etc.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Ha habido algún caso,
muy pocos. Pero la decepción es una emoción inteligente que ha sabido esfumarse
con discreción y sin dejar profundas huellas.
¿Es usted una persona sincera? Trato de
serlo siempre, procurando que mis palabras ayuden y no provoquen un mal mayor
en las personas que las reciben. La sinceridad que cierra los ojos de forma incondicional
e inmisericorde a los efectos dañinos que puede ocasionar, es más prepotencia y
crueldad que veracidad y franqueza. Hay que saber decir para ayudar, salvo en
casos muy excepcionales donde todo está permitido.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Liberándome de las ataduras
del tiempo de cualquier manera.
¿Qué le da más miedo? La
dominación por el uso del miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? ¿Quizá se refiere a lo que está sucediendo en Oriente Próximo
y lo que quienes tienen poder para evitarlo están permitiendo que suceda?
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Intentarlo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Escaso.
Andar.
¿Sabe cocinar? Igualmente escaso.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A mi madre de 91
años. Es inolvidable, tal vez no para el mundo, pero sí para unas cuantas personas
del mundo.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Esperanza, por supuesto. Y curiosamente es la palabra que
nace de las situaciones imposibles, las más terribles y lamentables. Siempre.
¿Y la más peligrosa? Sígueme, yo te llevaré/guiaré al paraíso.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, muchas veces.
Pero siempre en la ficción, ese lugar perfecto donde está permitido.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? De izquierdas y
democráticas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Viajero.
¿Cuáles son sus vicios principales? El exagerado
estoicismo.
¿Y sus virtudes? El moderado
estoicismo y una sentimentalidad racional.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Imposible. Sólo el
enunciado de la pregunta me produce una profunda angustia que me deja en negro.
T. M.