Lord Byron destacó en el poema narrativo y dramático con obras como «Childe Harold» y «Don Juan» y su influjo en la literatura europea y norteamericana fue inmenso, acompañándose todo con su halo de rebeldía y exaltación que arrastró siempre en su, por lo demás, breve vida: 1788-1824. En relación con esta, apareció a inicios de año una biografía de Fiona MacCarthy, «Byron. Vida y leyenda», a partir del estudio de diversos archivos y la correspondencia y los manuscritos del bardo inglés; en efecto, toda una leyenda desde que halló la muerte en Missolonghi, en la guerra de la Independencia de Grecia, que estaba sometida al imperio otomano, después de un ataque epiléptico y unas sangrías mal aplicadas.
Como complemento de tal novedad, nos llega un trabajo impecable, como todos los suyos en calidad de traductor, de Lorenzo Luego, que ofrece las obras de Byron menos difundidas –también es autor de la primera edición crítica completa de sus «Diarios»– que, de hecho, nos ofrece un personaje distinto al que imaginamos «escribiendo entre cortejos a mujeres y viajes en galeones orientales»; es un Byron «reflexivo y sin agitaciones», prosigue Luengo en su magnífica introducción, que habla de cómo el poeta inglés tuvo en mente reunir una miscelánea de prosas en dos volúmenes, como le dijo una vez por carta al editor John Murray, quien afirmó que todas ellas estaban escritas «en un estilo originalísimo pero, sobre todo, feliz».
Al parecer, habría quemado bastantes páginas en su juventud de algunas novelas y dramas que no le acabaron de convencer, pero otras narrativas las quemaron su editor y varios amigos con objeto de salvar su reputación. En todo caso, tenemos aquí a un lector minucioso, de poetas que hoy en día nos dicen poco pero que antaño fueron importantes, como Rogers, Crabbe y Campbell; es un Byron que comentó la poesía de Pope y que antes de cumplir los veinte ya hacía una crítica afilada de los versos de Wordsworth, pero también un viajero que apunta sus impresiones en el camino, por lo que se podría considerar este libro las memorias que nunca escribió.
Publicado en La Razón, 28-IX-2024