sábado, 11 de enero de 2025

Entrevista capotiana a Álvaro Espina

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Álvaro Espina.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Salamanca.

¿Prefiere los animales a la gente? ¡Cielo santo! Yo amo a la gente.

¿Es usted cruel? No.

¿Tiene muchos amigos? Sí, pero solo quienes merecen serlo.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? La afabilidad, el respeto  y la simpatía.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Muy pocos, pero sí algunos.

¿Es usted una persona sincera? Solo cuando mi interlocutor lo merece.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo y dialogando con mis amigos.

¿Qué le da más miedo? La falsedad.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Que alguien viole conscientemente lo que considera verdadero.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No concibo una vida sin escribir.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí. Cuando era joven jugaba a Baloncesto. Ahora camino.

¿Sabe cocinar? Sí. Soy yo quien cocina en mi casa.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Miguel de Cervantes.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Mañana.

¿Y la más peligrosa? Odio.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí. A Franco.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? El progreso y la innovación.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Músico.

¿Cuáles son sus vicios principales? No tengo vicios, y si los tuviera no los confesaría.

¿Y sus virtudes? La laboriosidad y el compromiso con la verdad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del agua, le pasarían por la cabeza? La película de mi vida y mi familia.

T. M.