jueves, 10 de julio de 2025

Entrevista capotiana a Xabier Gutiérrez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Xabier Gutiérrez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Eso se llama prisión y no me gusta nada. De no tener más remedio que hacerlo me gustaría ser árbol y estar alejado de los humanos. Soñaría con moverme y me convencería de poder hacerlo.

¿Prefiere los animales a la gente? Los animales que más me gustan son el cordero lechal, el cochinillo. También el rodaballo y la merluza. Las personas también me gustan, pero solo algunas en concreto y bastante menos hechas.

¿Es usted cruel? No, aunque uno de mis libros, para algunos, se lo pueda parecer. Ejercer la crueldad es sinónimo de falta de recursos y yo ando sobrado de ellos.  

¿Tiene muchos amigos? Los justos. Tirando a pocos. Tengo la gran suerte de que mi familia actúa como tal.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que me sean fieles. Con eso sería suficiente. No es nada fácil encontrar eso, pero por pedir, lo pido.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Algunos sí. Pero no me crean el más mínimo trauma.

¿Es usted una persona sincera? En términos generales sí, aunque a veces no haya más remedio que actuar como el hijo de Gepetto.  

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Todo lo que se mueve a velocidad me seduce y en ello intento pasar buena parte de ese tiempo al que te refieres. Las motos, el esquí. No me dan la libertad, pero sí la sensación de libertad y con eso me conformo. Ahora he descubierto a mis nietos y me están generando emociones hasta ahora desconocidas. La edad cambia la percepción de las cosas.

¿Qué le da más miedo? Tal vez la muerte propia y peor aún la ajena muy concreta. Escribir es mi terapia.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Todo lo relacionado con el tema del maltrato y el infantil en concreto me revuelve por dentro. Podría llegar a sacar lo peor de mí mismo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Mi vida profesional siempre ha sido la innovación. Yo soy un creador, intento serlo, y me expreso a través de un plato o de un texto. En uno me enfrento a un plato en blanco vacío. Cuando escribo, el papel tiene el mismo color y la misma sensación, de vértigo. De no haber sido esto me hubiera gustado ser torilero en la Ventas, conductor de safety car de Moto GP, encerador de esquís de Mikaela Shiffrin, porteador de Juanito Oyarzabal, piloto de caza, yo qué sé….

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Ando. Me relaja y me hace pensar, mi actividad favorita

¿Sabe cocinar? No sé mucho de casi nada, pero tengo dos excepciones donde me manejo bien. Los libros y la cocina. La cocina habla de erotismo y de buen rollo. La adoro.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Tal vez lo haría sobre Hannibal Lecter por unir mis tres grandes pasiones la cocina, el cine y la literatura.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Peace, por su fonética en español.

¿Y la más peligrosa? La misma si no lo consigues.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, pero solo por segundos. Nadie debería merecerla y menos de manos de un semejante. Bueno… algunos se ganan ese pensamiento a pulso.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? De los políticos espero lo más básico. Que no me roben… mucho, y que, a pesar de ello, el dinero que se quedan después no se lo gasten en putas, ni en cocaína, que no enchufen a nadie de su familia cercana o lejana en puestos de jugoso sueldo… lo dicho, lo básico.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un ave. Tal vez un halcón por lo deprisa que vuela.

¿Cuáles son sus vicios principales? Son ocultos y como tales los trato.

¿Y sus virtudes? De eso no encuentro mucho. Déjame que mire… Nada, detalles muy pequeños.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Tal vez la imagen del capullo que me metió en el barco equivocado.

T. M.