Querido Antonio: hoy serás ceniza, ceniza impregnada por siempre a mí. Es imposible agradecerte tu amistad y cariño, tu interés y entrega, tu trabajo y tus libros, tu bondad y generosidad desde enero del 2009. Cómo se agradece eso. ¿Me estás oyendo? ¿Me estás leyendo? Yo creo que sí. Porque si no, el dolor sería demasiado grande, más de lo que ya es al perderte. Descansa en paz.